Diario de 'La Noche del Ratón' V: Nantes, breve e intenso

Casi recién llegado de Nantes, me detengo a escribir una entrada que, intuyo, será algo más corta que las anteriores. Pero no quería dejar pasar la oportunidad de contar desde dentro la breve pero intensa experiencia que hemos vivido allí, ahora que aún la tenemos fresca.

Además, me apetece destacar la labor de un festival que pone de relieve (muy de relieve) en nuestro país vecino la vigencia y calidad de las mejores cintas españolas del año, y no solo en el ámbito del largo de ficción. También tienen su oportunidad aquí el género documental o el cortometraje, además de los primeros largos de directores debutantes -como es mi caso.

Llama la atención, al menos durante el certamen, cómo la labor de difusión y el esfuerzo de la organización del festival acaba por demostrar que, si se permite un acceso sencillo al público, el cine español puede levantar altísimo interés en el espectador de otros países, en este caso Francia. Esa labor de exportación y comunicación bien merecería un mayor apoyo desde nuestro país.

Foto de Jorge Fuembuena, que tomo prestada de la web del propio Festival de Nantes. ¡Qué colas!

Un ejemplo, especialmente satisfactorio en nuestro caso particular, lo vivimos en el pase del miércoles de nuestra película. Era a las 8 y media de la tarde, en realidad horario de noche ya para los nanteses. La proyección coincidía con Ocho apellidos vascos y Relatos salvajes. Así que lógicamente éramos tercer plato.

Ocho apellidos vascos, que empezaba una hora y algo antes, agotó entradas. Y posteriormente la cola para Relatos salvajes literalmente doblaba la esquina. Como director de La noche del ratón, me tocaba entrar a la sala para presentar el pase y, para mi sorpresa, ¡estaba prácticamente llena! El público de Nantes, pese a ser un horario algo tardío para su ritmo de vida especialmente entre semana, llenaba tres salas de cine... incluyendo para nuestra pequeña propuesta. Maravilloso.

A buen festival, buen público

La película se ha proyectado tres veces. Mañana sábado la cuarta y última. El pase al que acudí, para presentar y para charlar luego con los espectadores, fue realmente bien -si nos atenemos a ese coloquio final, ya que no pude quedarme a la proyección-. Sí se quedó nuestro dire de foto, Peru Galbete, que corroboró las buenas sensaciones.

Con el frío tardío de marzo, ¿qué mejor que un buen festival de cine?

Antes había presentado la película como lo que era: un largo que nació sin la pretensión de encontrarse con un recorrido especialmente amplio y que ahora agradece, humilde, todas estas oportunidades que llegan como lo que son: un premio. Pero, a su vez, que disfruta aprovechándolas y haciéndole pasar un mal rato al espectador con su carácter de thriller incómodo y que no tiene que rendir cuentas a nadie.

Al término de la proyección, ya en el coloquio, llegaron preguntas de todo tipo, desde las relacionadas con la identidad de cierto personaje clave en la trama hasta influencias o, simplemente, gustos personales ("¿qué cine de género te gusta?"). También felicitaciones por la música (obra del gran Óscar Ávila). O incluso un espectador curioso -y amabilísimo- que tras el pase insistía en preguntarme por la posible influencia de Hopper en la composición de algunos planos. Claro que sí, da gusto proyectar en Francia, oye.

Esa red que se enriquece

Una de las maravillas del circuito de festivales (cuando la película gusta, eso sí) es que las oportunidades de que se le abran nuevos caminos se multiplican. Nos pasó en el Festival Internacional de Santa Bárbara y nos ha pasado ahora, en Nantes, donde tras la proyección se nos acercó la presidenta de otro festival -que no especificaré, pero que tendrá lugar en el último tramo del año- para decirnos que la película le parecía fantástica (piropeó su ritmo y, de nuevo, la música de Óscar) y que quería verla con el resto del comité de su festival. ¡Y yo con una sonrisa de oreja a oreja, claro!

Por lo demás, el domingo se sabrá públicamente qué películas resultan premiadas. En nuestra categoría (Opera Prima), aparte de la nuestra, competían 10.000 km, A escondidas y Sobre la marxa. De 10.000 km poco hay que decir a estas alturas; uno de los títulos recientes más relevantes en nuestro país. A escondidas y Sobre la marxa han funcionado de maravilla en Nantes, y me parece que tienen tantas opciones como 10.000km para optar al premio. Al lado de estos tres títulos, y sin querer pecar de humilde, la nuestra, como modestísima obra muy-low-cost, como peli de género sin más pretensiones, casi como ejercicio de estilo, se queda algo descolgada, de justicia.

Ha sido un placer poder charlar con Jordi Morató sobre cómo ha dado forma (hasta tres veces, de hecho) a su película Sobre la marxa (El inventor de la selva), un docu muy diferente, con una personalidad arrolladora y con un personaje central que merece muchísimo la pena. Os la recomiendo. Viene de tener un recorrido en festivales buenísimo, y lo merece. Lástima no haber podido coincidir por poco con Mikel Rueda, que está teniendo un recorrido también espectacular con A escondidas. ¡En otra ocasión será!

A las próximas citas confirmadas, que ya os adelanté en la entrada anterior del diario (Lieja o Moscú) se ha hecho al fin público, ahora, que inauguraremos la sección Panorama Fantástico del FANT, en Bilbao. Para nosotros es un alegrón enorme poder anunciar esto porque significa que, de momento, la gente de Euskadi y alrededores (donde hemos rodado y dado a luz a la criatura) podrá ver la peli, si lo desea. Y en el contexto de un festival como el FANT, lo hace aún más emocionante.

Además, de momento os adelanto que seguimos currando para que lleguen más pases en España. A ver qué os podemos ir contando en próximas semanas y meses. Y sí, lo sé. Al final no he sido breve. ¡Lo siento!