Mis películas navideñas favoritas


23 de Diciembre de 2014
por David RL

Ya estamos en Navidad. Época buenrollista del año, por definición. Semanas de estrenos no demasiado apetecibles generalmente, y por norma sepultados por algún blockbuster abusón, este año (por enésima ocasión) con la firma de Peter Jackson y J. R. R. Tolkien. ¡El cuento de nunca acabar!

No son estas las fechas más adecuadas para intentar salirse de la marea edulcorada que rigen los cánones. En 2011 David Fincher quiso estrenar en Navidad su versión de la primera entrega de Millenium, la saga de Stieg Larsson, y el sopapo fue de libro. Lo que se esperaba fuera un taquillazo se quedó en una recaudación… psé, aceptable. Pero es que no es Navidad el momento ideal para lanzar un slogan como el que Fincher se empeñó en imponer a la Columbia: "The feel bad movie of Christmas". O sea, la película malrollera de las Navidades.

No, para cerrar el año la gente lo que quiere es ver a James Stewart descubriendo que vivir es bello (si Dios quiere). O al Macaulay Culkin pre-adicciones solo y peleón en casa. O a Bill Murray atacado por fantasmas. Qué sé yo, ejemplos hay miles. Y puestos a estrenar un pelotazo, vas a tiro hecho: lo dicho, la tercera de El hobbit, que poco o nada tiene que ver con estas fechas, más allá de lo idóneo de las mismas para hacer taquilla.

Pero, ¿cuáles son las mejores películas ambientadas en Navidad? Hay de todo: Gremlins, Love actually, El día de la bestia, Eduardo Manostijeras, Plácido… Es difícil elegir. No, es imposible elegir. No existen las mejores películas de Navidad ni las mejores ambientadas en la última semana de mayo. Existen, claro, mis preferidas. O las tuyas. Y como esto debo firmarlo yo, me mojo con mis dos elecciones, mis dos cintas navideñas favoritas, mis dos "mejores películas" ambientadas en Navidad.

Pesadilla antes de Navidad

Pesadilla antes de Navidad

Quizá pueda parecer una elección fácil, pero es precisamente una película de espíritu poco navideño, a pesar de su cierre de cuento, conciliador y, sí, algo conservador: zapatero, a tus zapatos. Pero por el camino se permite ser algo gamberra y rompe una lanza por los feos, por los jorobados, por los malformados, y se divierte dándoles precisamente a ellos los colores, las luces y el protagonismo que no suelen recibir, con un encanto infinito: el carisma de sus protagonistas movidos por stop motion es todo un hallazgo.

Y lo hace también con una banda sonora prodigiosa, con un Danny Elfman en estado de gracia y huyendo, afortunadamente, de los lugares comunes a los que después ha regresado una y otra vez, mera comodidad, convirtiéndose en una simple marca… de forma muy parecida a lo que ha pasado con Tim Burton, precisamente.

Ambos estaban entonces en plena forma y llegaron aquí a una de sus cumbres (Burton tiene otra gran joya, esa vez sin Elfman: Ed Wood). Y poder ver en Navidad cómo tres mocosos siniestros secuestran y encierran a Santa Claus, para que éste tenga que aguantar un rumboso solo bluesero de un enorme muñeco de trapo relleno de gusanos llamado Oogie Boogie… bueno, no tiene precio.

La jungla de cristal

Die hard

¡Yipi ka yei, hijos de puta!

Si alguien elige esta película como su película navideña favorita no debería ni tomarse la molestia de explicarse. Con el simple hecho de elegirla lo está diciendo todo.

¿Acaso ha habido en la historia del cine un Santa Claus mejor que Bruce Willis, descalzo sobre cristales rotos, con esa camiseta llena de mierda y con más coña encima que veinte comedietas de Navidad juntas?

Si en el caso de Pesadilla antes de Navidad subrayaba todo ese cachondeo a costa del raptado Santa Claus, aquí podríamos quedarnos con varios momentos pero, desde luego, hay uno que todos tenemos en mente:

Die hard




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Tags: Tim Burton, Pesadilla antes de Navidad, Bruce Willis, La jungla de cristal, Navidad



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