Crítica de la película Australia por William Munny

No, esto no es el film que me esperaba aunque sabe a su director, por las cuatro esquinas del metraje, cámara violenta, ritmo, cese del mismo en los momentos dramáticos, pero... y fotografía especial, pero no ha sabido llevar la extensísima historia más lejos de la normalidad con espectáculo a base de gritos. El sitio que mencioné podría haberse ganado es ahora polvo convertido en polvo, demostrando que no ha sido capaz de hablar de una historia entera como ésta, tan llena de especial aventura, sin caer en parones y parones que no dejan más que la soledad de los personajes a merced de un lugar inóspito como en Bailando con lobos pero sin su sentido, junto con una serie de sucesos que corren en el tiempo como en Leyendas de pasión más sin energía, pero sin energía, de filmación sí, pero de fuerza en pantalla de los personajes no.

Se trata tan solo de la pena de un chico, el amor desde puntos de vista de ternura y apoyo, pero en medio una serie de situaciones forzadas tratando de sorprender a base de planos y rapidez, y con una especial manera de cerrar el plano ante una pareja que no logra que nos quitemos de la cabeza esa enorme necesidad de que sean estrellas, y para demostrar que se puede disimular los colocamos en situaciones cómicas en un principio que da ganas de volver a empezar. Exceso de metraje, donde se diferecian dos películas, una la que le sirve de excusa para satisfacer las necesidades de espectáculo, y la otra en la que pretende tener al cansado público enternecido, pero llega tarde por culpa de la extensión, de la pesada narración en of y de un villano fabricado en la puerta de la fábrica de juguetes malos.

Quizás en lo que no había caído yo es en que tanto en Romeo y Julieta, como en Moulin Rouge, los personajes recitan y esto con su visión es genial, y encima en mundos de fantasía real, pero Australia es seria al menos en la historia que quiere llevar a la pantalla, y no se puede intentar integrar en el mismo tono, así el objetivo no está cumplido. Conocemos más pero difrutamos menos del país, de lo que pudo ser, lo que fue y lo que había sido, pero no nos gusta tanto como se cuenta. Eso no le pasaría a su mejor compatriota Peter Weir. Gran error por mi parte por exceso de confianza.