Crítica de la película Phillip Morris, ¡te quiero! por Iñaki Ortiz

Carrey disperso


2/5
26/08/2010

Crítica de Phillip Morris, ¡te quiero!
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película La primera pregunta que viene a mi mente a mitad de la película y aún después, al salir del cine, es "¿De qué va?". Se podría resumir de forma sencilla aplicando el concepto que nos marcan al inicio, "esto pasó de verdad" y por lo tanto podemos decir que la película trata sobre las extrañas peripecias de Steven Russell. Podría definirse así, pero la indefinición argumental de la película no debería ser salvada por un simple rótulo al comienzo. La sensación, más allá de si los hechos son reales o no, es que el argumento cambia cada quince minutos.

Primero es un huérfano que busca a su madre, después es la historia de un reprimido que sale del armario a lo grande, un pícaro estafador, luego una historia carcelaria, una historia de amor, la vida de un genial impostor, etc. Dos problemas. El primero es que en ninguno de estos aspectos se entra en profundidad, por ejemplo, la reacción de la conservadora sociedad tejana ante la ostentosa homosexualidad del protagonista queda desdibujada en una pequeña caricatura; la relación con su madre nos sirve para un buen gag cortado a la medida de Jim Carrey, pero no aporta demasiado al personaje. El segundo problema es que no termina de existir un hilo primario que pueda interesarnos, sino un montón de anécdotas aisladas. Es necesario podar y eliminar lo sobrante para centrarse en algo, el mal habitual del biopic.

En cierto modo, la película al principio se aprovecha de esta condición de situaciones yuxtapuestas, sorprendiendo con planos impactantes (como cuando descubrimos su verdadera orientación sexual o como cuando tiene el accidente), pero la fuerza de la sorpresa pronto se convierte en el tedio de "¿y ahora qué?".

Para colmo, tenemos dos estilos muy diferenciados, se quiere ser serio y emocionar a momentos, con un tono indie muy reconocible. A la vez encontramos muchos de los estilos cómicos de la carrera de Carrey, desde el humor ácido, negro y polémico de los Farrelly (momentos que recuerdan a Yo, yo mismo e Irene). El biopic sorprendente de personaje extremo al estilo del Andy Kaufman de Man on the moon. Y lo que mejor domina el actor, los momentos de lucimiento al estilo Mentiroso Compulsivo (aunque controlado, claro). Todos estos momentos cómicos funcionan a modo de gags, a veces muy divertidos, pero lastran completamente cualquier pretensión seria o de mensaje que pueda querer existir en la película. La mención final a Bush es vergonzante, pues esta vez sí que sí, no hay por donde cogerla. Incluso el mensaje es disperso.



Google+

comments powered by Disqus
Phillip Morris, ¡te quiero! en festivales: Festival de Sundance 2009 , Festival de Cannes 2009




Más críticas de Phillip Morris, ¡te quiero!

Ver la precrítica
Desarrollado por Dinamo Webs
Creative Commons
Publicado bajo licencia
de Creative Commons