Crítica de la película Moonrise Kingdom por Romulo

El primer amor


5/5
24/06/2012

Crítica de Moonrise Kingdom
por Romulo



Carátula de la película Moonrise Kingdom es una película que te gana con calma, poco a poco. Como otras películas de Wes Anderson, arranca con presentaciones de todo tipo: lugares, objetos, personajes. Pero no lo hace con la brillante (aunque caótica) fiesta de estreno del inicio de Life aquatic, por ejemplo. Y desde luego, no lo hace tan directa como Los Tenebaums. Aquí Anderson arranca sin prisa y, de hecho, afrontando una estructura general que, desde el principio lo sabe, será más básica, simple casi: Comencemos y ya luego conoceréis a uno y a otro y, entre medias, sus motivos.

Lo que ocurre es que, también lo sabe perfectamente, esos dos protagonistas van a ganarse al espectador con una facilidad pasmosa, y Anderson sabe que puede esperar para ello. Igualmente sabe que su absurdo y sarcástico humor habitual puede volcarse en los personajes adultos que acompañan en segundo plano todo el relato, y que puede volver a ellos siempre que lo necesite. Esa manera de criticar con cariño severo a todos ellos, como pasándoles la mano por el hombro pero sin descartar la regañina, bien merecida. Como siempre en su cine, todos estos adultos han cometido ya todos los errores del mundo y, quizá por eso, él -como guionista y director- está dispuesto a darles un azote primero, incluso reirse un poco de ellos, para luego darles un empujoncito y ayudarles a sentirse algo mejor.

Pero Sam y Suzy son dos personajes nuevos para Anderson. Dentro de sus peculiaridades (¡ella apuñala a un scout caqui con las tijeras!) Anderson los muestra con todo su amor, como dos figuras impolutas, incorruptas aún, descubriéndose mutuamente. Y ellos están tan bien que es imposible, como espectador, sentirse de un modo parecido al de Wes Anderson como narrador y volcarse con su aventura, entre carcajada y carcajada. Es cierto que está, quizá, el delicado sobrino de Mr. Fox, ese niño sin tacha (zorruno, pero "niño"). Pero era un personaje-comparsa y, además, su defecto precisamente era esa perfección tan imposible, tan insoportablemente escrupulosa, mientras que el peso del relato lo llevaba el hijo de Mr. Fox: Torpe, envidioso y celoso del talento de su primo, acomplejado. ¡Un personaje 100% Anderson!

Que estos dos caracteres sean distintos en su filmografía no significa que no sean dos personajes con su sello. Lo tienen desde el primer instante, desde el modo en que se conocen hasta las tajantes órdenes de él (todas sus instrucciones para sobrevivir en el campo, que tanto recuerdan a la verborrea mandona de Owen Wilson en Viaje a Darjeeling), pasando por los libros que ella lee, la vestimenta de ambos y, por supuesto, miradas, gestos y frases marca de la casa. Esto por no añadir que, a buen seguro, algún día crecerán y cometerán también ellos todos los errores del mundo. Serán ambos personajes adultos tan Wes Anderson como cualquiera de los Tenebaums, como los mezquinos hermanos de Darjeeling, o tan manipuladores ya incluso en el instituto como lo era el Max Fischer de Rushmore.

Ya digo que, finalmente, la película se convierte en una gran aventura que termina con todos los personajes mezclados y revueltos, una tormenta para el recuerdo y el desenlace esperado. Todo esto tras un devenir más o menos simple: Se escapan, les encuentran y, de nuevo, esta vez con ayuda de otros, vuelven a huir. Por el camino aparecen Jason Schwartzman, Tilda Swinton, Harvey Keitel... Todo tipo de rostros conocidos para aportar algunos brillos esporádicos a la sucesión final de disfrutables disparates.

Resumiendo, Anderson se ha volcado en contarnos esta historia de primerísimo amor, y lo ha hecho con mimo y volcando a su vez todo su amor en esos dos marginales protagonistas. Y abusando de sus paneos y sus travellings laterales, por supuesto.




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