Crítica de la película Drive por Romulo

En El silencio de un hombre (Le Samourai; Jean-Pierre Melville, 1967), Alain Delon se hacía cargo de un solitario y silencioso protagonista que transmitía su estampa gris, anónima y minimalista a toda la película. Pese al horterismo ochentero de la tipografía de algunos de los carteles promocionales de Drive, parece que el danés Nicolas Winding Refn quiere hacer suya esa figura del antihéroe callado, mínimo, entregado únicamente a la acción y nunca a la palabra.

Lo hará llevándolo al extremo, con un protagonista pegado a un vehículo, a un volante, y a lo que el rugir del motor pueda expresar, preguntar, contar, prometer. Su rostro, de mirada relajada pero enigmática, probablemente muy bien elegido, es el de Ryan Gosling.

Evidentemente hay una segunda referencia, The driver (Walter Hill, 1978), y no solo por el título: Idéntico protagonista al volante, idéntico perfil completamente anónimo (literalmente: el conductor interpretado por Ryan O'Neal aparece en los créditos finales como "The driver", jamás conocemos su nombre propio), idéntica entrega absoluta a la acción más mínima, más desnuda, desprovista de todo adorno y subtrama. No es una película modelo, debido a que todo lo ajeno al protagonista, precisamente, empezando por su perseguidor, flojeaban sobremanera. Pero Winding Refn habrá bebido de todo lo correcto y apasionante que había en ella.

Encontradas las principales referencias, en Melville y en Walter Hill, queda lo que el realizador danés aporte de su propia cosecha, que a fin de cuentas es lo importante, si hemos de exigirle el nivel que se espera de una cinta premiada con el galardón al Mejor Director en el pasado Festival de Cannes.

En ese 'exigir', en esas expectativas, entra el que no sólo nos encontremos ante una sólida cinta de acción, ante un thriller sobre ruedas. La mirada nórdica, clínica, y el conocido ego de Winding Refn (¿recordáis la trifulca verbal con su compatriota Lars Von Trier?), tienen que poner mucho de su parte para lograrlo.

Se verá, por cierto, en la completísima sección Zabaltegi del próximo Festival de San Sebastián. No os la perdáis.