Crítica de la película District 9 por Iñaki Ortiz

Espinacas con bechamel


2/5
12/09/2009

Crítica de District 9
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Es bastante claro que este proyecto había sido planteado como un cortometraje. Los primeros veinte minutos o incluso media hora funcionan bastante bien, ideas originales que se siguen con interés. Desgraciadamente, la película está estirada, rellenada con los mil tópicos habituales de la ciencia-acción. Soluciones de guión muy pobres, estructuras prefabricadas, largas secuencias de acción aburridísimas. En fin, puro relleno y mucho de peaje pagado para hacer taquilla, después de ofrecernos algo demasiado extraño para tener contentos a los productores. Se podría decir que es el efecto Pixar. Esta segunda parte de la que hablo no tiene demasiado interés, así que centraré mi crítica en la parte útil, que tiene sus cosas buenas pero también sus cosas malas.

Lo mejor lo encuentro en el formato documental, bien ejecutado aunque a veces resbale un poco. La realización de Neill Blomkamp es notable y el montaje tiene mucho ritmo. Además cuenta con escenas en las que se recrean los abusos militares reales (especialmente en todo lo que corresponde a la recogida de "firmas") que están bastante afinadas. La manera en que el puesto va corrompiendo al protagonista y como actúa sin ser demasiado consciente del ritmo creciente de sus injusticias. La reacción de los refugiados, de justa resistencia, que aumenta el conflicto y la falta de entendimiento por dos partes asimétricas. Todo esto está verdaderamente bien. Quiero hacer notar que en este último párrafo no he escrito ni una sola vez la palabra "alienígena" ni ninguno de sus sinónimos.

¿Qué demonios aporta el contenido de ciencia ficción aquí? Toda esta primera parte sería exactamente igual si sustituimos a los alienígenas por palestinos, negros en la era del apartheid, o iraquís durante la ocupación. Como comentaba en mi precritica, la ciencia ficción siempre ha servido como metáfora acerca de asuntos sociopolíticos, pero aquí no hay metáfora, no hay una alegoría, no hay nada sugerido, basta con eliminar los efectos 3D y tendremos tal cual un documental ficticio sobre opresión militar. Esto, además de ser flagrantemente facilón, es bastante incoherente, pues no se busca en ningún momento avanzar de forma lógica a partir de la premisa del encuentro extraterrestre. Los alienígenas actúan a todos los efectos como humanos (excepto en detalles como las latas de gato, que bien pueden ser sustituidas por droga sin el menor cambio). Comentaba que las escenas de abusos estaban bien recreadas, pero sólo si pensamos en una recreación de lo que ya conocemos, no hay ninguna pretensión de imaginar el resultado con seres de otro planeta.

Por eso me pregunto, ¿para qué sirve la inclusión de la temática alienígena? Creo que la respuesta está clara, un efecto de llamar la atención, de amenizar, de hacer más tragable un producto que no sería atractivo de otra manera. Si al niño no le gustan las espinacas, probemos a echarle bechamel, sigue siendo verdura, pero parece que no. Y es que esta película es verdura, es un film de Paul Greengrass o de Nick Bromfield. Podríamos tomar Battle for Haditha e insertar efectos 3D de alienígenas sobre los iraquíes. ¿Esto es una película de ciencia ficción? Apenas, sólo como planteamiento, pues no hay desarrollo de ciencia ficción. No es más que un pegote, y una metáfora que es todo un crimen contra la sutileza.

Lo bueno, lo positivo con lo que quiero quedarme, es que millares de adolescentes americanos han recibido este mensaje positivo, donde su ejército no es el bueno, ni el salvador, ni se alieniza con ejes del mal. Este es el mayor valor del componente extraterrestre, mostrar como se está deshumanizando al enemigo. Sólo por esto vale la pena la película.

También nos sirve como evaluación del estado del cine. Esta es toda una película de nuestros días, una evolución muy natural, una fusión entre el documental ficción (Battle for Haditha), el cine de acción fantástica con contexto militar realista (Iron Man), los efectos digitales de última generación (Terminator Salvation), el pensamiento algo más crítico de los últimos tiempos en EEUU (la era Obama), y las moralinas masticadas de Michael Moore (cualquiera de sus documentales). Tanto están confluyendo todas estas tendencias que en cualquier momento estallarán. En todo caso, una película cuando menos curiosa que nos puede dar mucho que hablar.



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