Crítica de la película Caníbal por Iñaki Ortiz

Caníbal participó en la sección oficial del festival de cine de San Sebastián y se llevó el premio de mejor fotografía, un reconocimiento razonable con el que estoy de acuerdo a medias. De acuerdo porque la composición de muchos de los planos de la película es exquisita, empezando ya con ese plano (inicialmente) fijo de la gasolinera. No me gusta tanto su luz. En cualquier caso, una apuesta estética interesante con una discutible elección de frío aséptico para contar una historia con un fondo sanguinolento.

Y digo que es discutible porque, aunque resulta original el contraste entre la historia de un asesino caníbal -creo que no desvelo demasiado al decir esto- y un sastre corriente, lo cierto es que termina por diluirse la premisa inicial y pierde gracia. En cierto modo, se termina convirtiendo en toda su parte central en la historia de un sastre y su vecina. El desarrollo del guión, que prometía inicialmente, se convencionaliza en un transcurrir reiterativo de escenas de escalera, hasta que retoma en su recta final.

En definitiva, una película con algunos planazos, con detalles e ideas interesantes, con una buena interpretación contenida de Antonio de la Torre, pero que no termina de rematar, perdiéndose un poco en su desarrollo. Un admirable intento en cualquier caso, y una película que no deja de ser correcta, aunque podría haber sido mucho más.