Crítica de la película Oldboy por Iñaki Ortiz

Será por los genes


5/5
07/04/2005

Crítica de Oldboy
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Yo no sé que es.
Alguna peculiaridad genética asociada a la raza, quizá la cultura, el pescado crudo... Algo tiene que haber para que los orientales tengan esa capacidad, increíble, de crear imagen. La fotografía de esta película me resulta ya no buena o mala, sino simplemente estimulante, deliciosa. Pero más allá de ella, todo el resultado visual, la suma de encuadres, movimientos, montaje... es tremendamente maravillosa.

Esta película, ya sólo por eso merece todas las loas que puedan dársele. Pero tiene más, mucho más. Creo que Oldboy es capaz de beber de todas las fuentes, y cuando digo todas, es todas. Hasta de ese cine que yo considero opuesto: el sudamericano. El cine sudamericano juega mucho con los sonidos de la calle y el jaleo de las cocinas, las voces rotas, el ruido agradablemente desagradable. Oldboy lo tiene, no hay más que ver una de las primeras escenas, la de la comisaría, con ese montaje discontinuo y ese actor, que a mí me parece que está tremendo. Una escena brillante. Bebe de películas visuales como “El club de la lucha”, mejorándola en ese sentido. Bebe del propio cine oriental (no me extraña que ahora haga una película con Miike).

La narrativa que utiliza me parece muy interesante. Recorta, y recorta porque ya sabemos ciertas cosas. Como en la escena del restaurante donde busca el sabor que tan bien conoce, nos planta directamente en la búsqueda y basta una imagen suya encontrando un papel dentro de la comida para saber qué está haciendo. Nos ahorra la escena estándar de “se me ocurre una idea, vamos a hacer esto, miremos en las páginas amarillas”... luego veremos las páginas ya a medio tachar. Este es un simple ejemplo de lo que viene a ser todo el estilo narrativo. Rápido, nuevo, diferente, sin parar en cuestiones innecesarias.

Me gustaría resaltar algunos momentos, aunque podría resaltar muchos más.
Los créditos iniciales son orgásmicos, entre el plano en sí de la cabina y las letras, son inmejorables.
La escena en la que asoma la cabeza por el hueco de la puerta no puede ser más claustrofóbica. Genial. Además después sorprende que detrás de esa puerta esté esa habitación.
El plano de la mano emergiendo de la pared, bajo la lluvia.
Boca abierta ante el maravillosísimo plano secuencia (con el que un americano soñaría) del pasillo y la pelea. Si alguien creía que ya estaba acabado el tema de uno contra todos, yo diría que no. Bien es cierto que en una de las películas de “Kozure Okami” quizá la 6ª, no recuerdo bien, hay una escena de un solo plano con una pelea en un puente, que también tiene su mérito pero tomada a plano fijo y en plano general. Pero aquí, esa pelea abigarrada con torpeza de masa y con momentos de derrota, con ese travelling lateral que va y viene según sea necesario, y muy de cerca, todo en conjunto creo que se va a convertir en uno de esos sellos visuales que ciertas películas dejan, que uno se acuerda de ello cuando se nombra la película.

No resaltaré más no porque no los haya. Otra cosa, ahora general, que me ha gustado mucho es la voz en off durante toda la película. Narración en forma de pensamientos, no pensamientos en forma de narración, eso me gusta. También me ha gustado mucho la banda sonora, casi toda ella, en algunos momentos me ha llegado a encantar, y en otros me ha parecido algo exagerada, como en el plano inicial del suicida.

Al contrario que a mi compañero Hypnos, la escena del clímax en el edificio es quizá lo que menos me ha gustado, lo que me hizo temer que la película bajara a la cuarta estrella (seguro que a Hypnos le ha gustado por el tono de tragedia griega que tiene). La hipnosis siempre me ha dado reparo en el cine, y esa explicación de Tony Camon sobre “cuando te despiertes dirás esto y lo otro...”, todo eso me suena a gran mano de guionista. Afortunadamente el propio guionista lo admite, por boca del malo, quien dice que era la parte más difícil, en otro momento dice “¿ya se ha enamorado de él?”, como para demostrar que ni siquiera él se cree el tema del potente somnífero que le dejará en un estado oniroide. Creo que es el punto en el que la película resbala aunque sin llegar a caer. Además la explicación es excesiva, si hemos seguido la película bien no hacía falta explicarlo tanto, no al menos dentro del estilo narrativo oriental (o sea, un poco más complicado) que llevaba hasta ese momento. Además el tema lengua es excesivo, es más por conseguir una escena fuerte que por otra razón. En mi opinión desmesurado. Para colmo el epílogo no era del todo necesario (muy bonito, eso sí), ralentiza y supone un final feliz (o algo más feliz de lo que hubiera sido sin él) que no era de ningún modo necesario. Vamos, que una recta final quizá de cuatro estrellas que sigue conservando la fuerza visual, pero todo el resto de la película de cinco.

Y no quiero dejar de comentar, ya para terminar, la magnífica cuestión de la televisión. En cierta manera me he sentido algo identificado. Un gran retrato de la sociedad actual, donde la televisión es a veces lo que más o lo único que nos une al mundo, nos aporta conocimientos a la par que otro tipo de impulsos. Como se dice en la película, estamos encerrados en otra cárcel más grande.


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