Crítica de la película Pride (Orgullo) por AJ Cabrera

Inspiradora, divertida y emocionante. Orgullo relata una pequeña e ignorada historia de la lucha obrera a mediados de los años ochenta, en Reino Unido, en el contexto de la huelga minera que se llevó a cabo durante el thatcherismo.

Todo comienza en la manifestación del Orgullo Gay de 1984, cuando Mark Ashton, interpretado por Ben Schnetzer y con fuerte liderazgo, se da cuenta de las similitudes entre la represión a los huelguistas mineros y la que recibe la comunidad homosexual.

Con esta base, se suceden una serie de situaciones de contraste, desde lo más cómico hasta la emotividad más desbordante, perfectamente equilibrado y con el mismo origen: una amalgama de personajes de asociación improbable haciendo causa común.

Por lo general, y siendo algo bastante propio de las cintas corales, estos personajes son extremadamente tópicos, con el objetivo de representar una época y un lugar remotos desde un punto de vista actual, para acto seguido utilizar el propio entendimiento entre esos contrastes para destruir el prejuicio. Sin embargo, cabe destacar algunos personajes, más complejos, como Cliff, Jonathan, Hefina, representados por Bill Nighy, Dominic West e Imelda Staunton respectivamente, o el propio Mark Ashton, líder del movimiento; las cuatro, grandes actuaciones. Alguno se llevará una buena sorpresa al averiguar que Schnetzer es norteamericano, tras su gran trabajo con el acento irlandés.

La película combina con el mismo exceso el vivo y colorido barrio de Camden, con el gris y apagado ambiente de un pueblo minero del sur de Gales. En conjunto, Matthew Warchus y Stephen Beresford han creado con gran descaro una pequeña genialidad, tejiendo un entramado de hilos completamente dispar que deriva en un buen tapiz.

En definitiva, es una película simpática y emotiva, fácil de digerir, muy ágil y sin sutilezas. Imperfecta, con algún desarrollo de trama excesivamente simplón e innecesario, visto hasta la saciedad, pero eclipsado entre cuantiosas escenas memorables.

Tan fácil como canalla hubiera sido que esta gran aventura hubiera fallecido con sus protagonistas. Treinta años después, se lleva a cabo la realización de esta recomendable película en memoria de sus protagonistas. Solidarity forever.