Crítica de la película Hanna por Iñaki Ortiz

A pesar de un guión justito


4/5
23/06/2011

Crítica de Hanna
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Hanna se puede describir de forma general en pocas palabras: un guión bastante flojo salvado por una dirección rabiosa y original que nos deja momentos brillantes. Ahí encontramos las principales debilidades y los puntos fuertes de esta película.

Un trabajo propio de unos guionistas primerizos como son Seth Loachhead y David Farr, cargado de mecanismos torpes a la hora de dibujar la personalidad de los personajes (la definición de "música" en la enciclopedia, el beso...), que se ven ampliamente superados por la capacidad de su director Joe Wright a la hora de definir con un par de imágenes, no sólo la estética sino también el fondo de estos personajes (basta con ver a Marisa limpiándose los dientes con furor en planos distorsionados).

Pero aún pudiendo pasar por alto ciertos usos demasiado evidentes de los guionistas, lo más dañino para la película son los espacios vacíos, las escenas puramente funcionales para hacer avanzar la trama del punto A al punto B (los verdaderamente interesantes). Afortunadamente, esos puntos que sí interesan, son enormemente disfrutables gracias a una dirección de Wright sin freno, imaginativa, atrevida, contundente, entre Danny Boyle y Tarantino con toques de acción barroca más propia de los países nórdicos. Sin duda sorprendente en el marco de su filmografía. Impresionante el escape de la base militar donde Hanna es interrogada, donde tanto Wright como los responsables de la banda sonora, The Chemical Brothers, pasan de los detallitos apuntados hasta ese momento a un verdadero golpe de energía. Director y compositores volverán a ponerse de acuerdo en siguientes escenas para apretar al máximo el acelerador.

Ya que he nombrado tan gratuitamente a Tarantino, no quiero dejar de comentar que está claro que hay mucho de Kill Bill en este guión. Es una lástima que el talento de los guionistas sea infinitamente menor y no hayan conseguido generar momentos, diálogos, situaciones que empujen con fuerza al film. Un ejemplo es la identidad de Hanna, quién es su padre, los hechos pasados... que parecen guardar algún tipo de intriga para finalmente no ofrecer absolutamente nada. Con eso el amigo Quentin habría hecho maravillas.

Los personajes, aunque como decía, algo mal escritos, tienen una gran fuerza visual, gracias al bizarro punto de vista que se nos ofrece de ellos, pero también a un gran trabajo de los actores. Cate Blanchett da una lección de su capacidad esperpéntica superando quizá a su Irina Spalko. Aunque quizá toda mi atención se haya centrado en ese depravado gordito en chándal, emblema de la Europa más decadente, Tom Hollander. Sin olvidar el eficiente trabajo de Eric Bana y por supuesto, lo bien que sustenta la película la protagonista Saoirse Ronan. Una lástima que el guión no esté a la altura del resto, pero al menos cumple lo suficiente como para no estropear los diferentes grandes talentos que se ponen de manifiesto aquí.



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