Crítica de la película Mar adentro por Hypnos

A puñetazo limpio


4/5
06/09/2004

Crítica de Mar adentro
por Hypnos



Carátula de la película Lo primero. Amenábar es un talento prodigioso. El cine corre por sus venas. Lo mismo rueda el silencio que el ruido, una mirada que un aplauso, un abrazo que una despedida. Y todo lo hace con un sello inconfundible, con una marca de inconformismo visual y de una enorme inteligencia.

Lo segundo. Bardem es un monstruo de la interpretación. Un inconformista que siempre va más allá, que no se conforma con papeles sencillos, con recoger los frutos de su fama. Su composición de Ramón Sampedro es prodigiosa. Tanto, que me animo a predecir que compartirá nominación a los Oscars junto con Tom Cruise.

Lo tercero. Belén Rueda hace el papel de su vida. Nadie se podía esperar una interpretación tan buena. Lástima que esté al lado de un enorme Bardem, lo que hace que su trabajo se valore menos. Igualmente, Lola Dueñas consigue hacer un brillante trabajo.

Lo cuarto. Con una gran diferencia, la escena en la que se nos narra cómo quedó paralítico Sampedro es lo mejor de todo el film. Un acierto de guión, montaje y de dirección.

Lo quinto. La dirección artística está acertadísima al plasmar con gran perfección el entorno rural de Galicia.

Lo sexto. La fotografía de Aguirresarobe vuelve a ser un hallazgo. Magnífica la iluminación de la habitación de Sampedro, así como los momentos en que éste sale fuera de ella, bien sea en sus recuerdos o en sus sueños.

Y lo séptimo, un aplauso a Gil y Amenábar por el dibujo de ese triángulo sentimental entre Bardem-Dueñas-Rueda, perfecto vehículo para desarrollar la intriga de quién será la persona que le ayude a morir.

Hasta aquí, toda una radiografía de un 5 ESTRELLAS.

Lástima que Amenábar sea un pésimo compositor, y no haya sabido dar con la música adecuada a cada momento (este trabajo tendría que haber sido para el talentoso Alberto Iglesias); lástima también que la mayor parte del guión sea un combate de boxeo sentimental, trufado de escenas lacrimógenas que llevan al espectador incluso a la angustia, puñetazo tras puñetazo; lástima también que juegue a dos bandas, que se apoye en retratar la vida de Sampedro, y luego la cambie a su antojo, introduciendo escenas como la del personaje interpretado por el cura tetrapléjico, o modificando incluso las últimas palabras de Sampedro; lástima que nos tengamos que tragar la muerte de Sampedro en directo en un plano fijo que dura más de un minuto (pero es necesario si Bardem quiere ganar el Óscar); lástima que se equivoque con la última escena, que ya sobraba, porque no se atreve a dejar al público acongojado; lástima que mezcle una parte cuasi documental al inicio para perderla después, mostrando así que no está cómodo en la primera; lástima que el producto final sea irregular, fingido y lleno de barrotes para un Michelangelo como Amenábar.

Hasta aquí ha llegado mi agridulce. Y si todo el mundo cree que los tiros de las superproducciones de tío Dollar son imposiciones de la industria; los puñetazos al lacrimal, lo son de la industria del Tito Peseta (que para algo se diferencia del resto de europeos).

Ovacionada en su presentación en Venecia, la película de Amenábar ha comenzado su recorrido adentro, el que le llevará a la fama, premios y aplauso unánime.

Yo, sin embargo, tras loar lo que merece ser loado, me limitaré a esperar a la siguiente obra de Amenábar y a hacer la apuesta: "Sí a que "Mar adentro" se lleva más de 10 Goyas".


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