Crítica de la película Rebelde por William Munny

África, guerra, infancia. Pareciese que se logra el morbo inmediato y que una película con esta piel pudiera ser carne de entrada bien vendida desde el primer momento que salga su anuncio en tv. En este caso, con esta película canadiense, segunda de su director Kim Nguyen (La cité), nominada a mejor película de habla no inglesa de los Óscar, podemos decir que posee eso y mucho más.

Real, cruda y bonita, eso se oye que se dice. Choca la aureola de gran película desde el punto de vista sentimental y formal, teniendo en cuenta al espectador, no pasando por encima sino aumentando el espectáculo que propiamente lleva el hablar de los niños de la guerra en África, con todo lo que conlleva el desconocimiento cínico de ella.

Puede que las críticas vengan por ese tono de “hecha para disfrutar” que lleva en su seno, porque lo que yo puedo pensar, con todos los ingredientes es que es muy posible que triunfe en los corazones, tan retorcidos como mimados, como la vida misma, con risas y llantos, a pesar de llevar un fusil y tener menos de x años. Una apuesta segura.