Crítica de la película Sabotage por Iñaki Ortiz

Arnie enderezando su carrera


3/5
20/07/2014

Crítica de Sabotage
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Algunos dirán que esta es la última película de David Ayer, y otros dirán (diremos) que esta es la nueva película de Arnold Schwarzenegger, y es que la estrella tiene más peso que el propio director. Por supuesto, todos estamos en lo cierto, y la película es ambas cosas. Sin embargo, desde que el bueno de Arnold dejó el show de la política y volvió al show del cine, parece darse cuenta de sus cada vez más visibles limitaciones físicas y está cediendo su figura al servicio de los directores a los que se está encomendando.

Schwarzenegger ha tendido a encaminar bien su carrera, uniendo su nombre al de cineastas tan importantes como Paul Verhoeven o James Cameron. Esta tendencia se estaba perdiendo un poco al final de su carrera pre-Gobernator, pero a su regreso parece haber recuperado el buen camino. En El último desafío se puso a las órdenes de uno de los directores coreanos más interesantes, Kim Jee-woon. El resultado fue desigual, pues ni el guión era una maravilla, ni él estaba físicamente a la altura. Aunque interpretaba a un sherif entrado en años, aún tenía unas escenas de acción a las que ya no llega. Después probó suerte con otro director con personalidad, el sueco Mikael Hafström, en Plan de escape junto a su enterna competencia, Sylverter Stallone. La película era mucho más resultona, dentro de una evidente serie B, y él tenía la mayoría de sus escenas sentado. Pero a pesar de su siempre eficaz socarronería, estaba desaprovechado, dialogando sentado a una mesa. Además, tenía el papel de un tipo extremadamente inteligente, así como su compañero. Una locura.

En esta nueva película parece haber encontrado el equilibrio. Su personaje está muy entrado en años, es una vieja gloria de los cuerpos de élite de la DEA. Sus escenas de acción se reducen a llevar armamento pesado, del que a él le gusta, y echar puertas abajo. No oculta su deterioro e incluso parece un tipo bajito (y mide 1,88). Digamos que está en el meollo de la acción, pero en la medida de sus posibilidades -de la misma manera que en su pequeña participación en Los Mercenarios 2. Se podría pensar que así el "género Schwarzenegger" se diluye, pero no. Hay signos claro de su cine: acción bien rodada, violencia subida de tono, bravuconería. Aunque quizá la clave de la película es que estos rasgos no se deben a la necesidad de hacer un producto para mayor gloria de la estrella del mamporro por excelencia, si no que habitan ya en el estilo del director, David Ayer. Podría definir su tono como el de guerra urbana. Los asaltos de la DEA no están tan lejos de una misión del Call of Duty. Es decir, más que acción realista, que también, parece ser un acción que descansa sobre videojuegos realistas de vista subjetiva y combate en grupo. Esto hace que las escenas de redadas sean frescas, emocionantes, entretenidas. Unido a un entretenido y ligero whodunit, hacen de la película un producto veraniego interesante.

Por otra parte, se agradece la acción bruta. Por poner un ejemplo: es habitual que en una persecución haya pobres transeúntes que salen volando por los aires ante el arrollador paso de los protagonistas; eso, en Sabotage, supone ver los sesos de un inocente ciclista en el parabrisas. Ayer no se anda con tonterías, y plantea toda esta acción violenta al tiempo que dibuja unos protagonistas desagradables, de aspecto poco amigable, de vocabulario diarreico y con una peligrosa predilección por las drogas, el alcohol y la violencia. Y al frente, el viejo torete, Arnold, deshaciéndose de la corrección política que le venía lastrando.

Esperemos que siga por este camino.



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