Crítica de la película Orgullo y prejuicio por Iñaki Ortiz

Aun siendo la misma historia


5/5
28/02/2006

Crítica de Orgullo y prejuicio
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película
Me parece lamentable la forma en que la autora del libro decidiera contar dos veces la misma historia, idéntica casi punto por punto. Historia, por cierto, que muchísimo tiempo después otros no tendrían pudor en volver a calcar en “El diario de Bridget Jones”.



En cualquiera de los casos, la etiqueta que pesa sobre mí, con mayor o menos acierto, de post-postmodernista hace que muestre mi satisfacción  medio avergonzado medio rebelde. Medio avergonzado por lo dicho, es la misma historia, no es ya el mismo estilo, es que es la misma historia en la que sabes perfectamente en cada momento qué es lo que va a suceder no ya porque sea previsible – que lo es- sino porque ¡ya la has visto! Rebelde porque las etiquetas no dejan de ser eso, etiquetas y a veces uno quiere huir de ellas. ¿Y por qué me ha gustado?



El director hace dos cosas muy bien. La primera, mover la cámara con gracilidad a veces casi etérea. Discrepo aquí de la crítica de mi compañero Hypnos que alaba el plano secuencia de presentación. Aunque técnicamente es correcto me parece algo forzado e innecesario. Me gusta más cuando corre tras las hermanas menores transformando al espectador en un compañero de juegos. Pero lo que me dejó extasiado fue ese magnífico baile entre los dos protagonistas donde la cámara también bailaba mareante, tanto al ritmo de la música y sus acompañantes como al ritmo de la brillante conversación que mantienen.



La segunda cosa que hace bien Joe Wright es mimar hasta el exceso a Keira Knightley. Ya desde el principio la cámara acaricia suavemente su esbelto cuello para descansar sobre su hombro semidesnudo y de ahí, hasta el final no para de buscar su graciosa sonrisa, su mirada a veces afilada, a veces tierna. La cámara retrocede en traveling con ella en primer plano mientras avanza victoriosa en uno de sus primeros enfrentamientos con el protagonista masculino. Y muchos otros ejemplos que avalan que nunca esta chica había estado tan guapa. Por cierto, que nadie se cree que sea la hermana fea... pero esto da igual.



Los diálogos, armados siempre con el veneno más sutil, aportan un ritmo a la película que sabe integrarlos como es debido. Los actores están todos muy bien, especialmente la protagonista, belleza comentada aparte, y Donald Sutherland que es todo presencia. Las calmas después de las múltiples tormentas sentimentales que se muestran en la película están perfectamente distribuidas para no frenar el drama pero tampoco abusar de él.



La película consigue que historias que no tienen mayor repercusión resulten de lo más interesantes para el espectador que disfruta de ellas. Al menos yo he disfrutado, y en algunos momentos, como el del baile, me ha maravillado.



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