Crítica de la película Dying Breed por Keichi

Australia no es Texas


2/5
16/12/2008

Crítica de Dying Breed
por Keichi



Carátula de la película Slasher y Texas son dos palabras estrechamente relacionadas entre si, hasta el punto de que resulta imposible referirse a este tipo de películas sin mencionar la masacre de Tobee Hooper. Lo cierto es que Caracuero y su familia han hecho más mal que bien al cine de terror contemporáneo. Desde los años setenta, la industria norteamericana resucita el mismo concepto una y otra vez, evidenciando una falta de ideas alarmante. Seguramente los incondicionales de la casquería gratuita no estarán de acuerdo con esta sentencia, pero se ha abusado tanto del redneck degenerado que su figura ha pasado de moda.

Por desgracia, el virus del mimetismo que todo lo invade se contagia sin remedio. Muchos otros países buscan subirse al carro del terror excusándose en su procedencia, aunque sus propuestas no dejan de ser lo de siempre en un escenario distinto. Bien es cierto que no se puede exigir a todas las cinematografías unas señas de identidad tan poderosas como pueden ser las del cine nórdico o coreano, pero tampoco es válido volver a contar lo mismo amparándose en el reclamo de los mitos americanos. Sin ir más lejos, Francia ha sabido hacer suyo el género de modo satisfactorio. Dicho de otro modo: sobran homenajes y faltan ideas.

Dying Breed sigue necesariamente la estela de otras producciones australianas de éxito cómo Wolf Creek, una temática a la que ya se ha bautizado como Australian Horror. En efecto, esta es otra película más de australianos locos. La historia es la de siempre, con sus pardillos naturalistas de excursión en el culo del mundo y los imprescindibles lugareños, endógamos, caníbales y con muy mala leche. La manera en la que el guión trata de profundizar en los personajes mientras crea tensión es baladí. Sabemos que tarde o temprano van a morir de forma horrible. Por desgracia, el director no parece ser consciente de ello. De hecho, el desarrollo de la masacre es tan evidente que se puede predecir el orden de las muertes con una facilidad asombrosa.

Jody Dwyer pretende hacer de Tasmania y su mitología un personaje más de la película. Hay cierta recreación lírica en esos planos aéreos de bosques, ríos y cascadas, un intento de inmersión en la naturaleza más salvaje. Tal y como Peter Jackson hiciera con Nueva Zelanda en su famosa trilogía, Dwyer quiere vendernos su tierra. Lo cierto es que la ambientación del film está muy cuidada, pero las prometedoras referencias al tigre de Tasmania y al personaje de Alexander Pierce poco aportan de interés. La película da muy poco juego para lo que puede ofrecer. Eso explica que su historia tenga que centrarse en una persecución exasperantemente errática. Ni siquiera su suciedad o su sangre son nada del otro mundo.

La factura técnica del film es más que correcta. Apelando a su procedencia, los nombres fuertes del reparto corresponden a algunos de los protagonistas de Wolf Creek y Saw. A Nathan Phillips y Leigh Whannell les acompañan unas menos conocidas Mirrah Foulkes -los asistentes de La Semana la reconocerán del premiado cortometraje Spider- y Melanie Vallejo. Todos ellos son, en mayor o menor medida, puro estereotipo de carnaza pero cumplen con su predefinido rol en la historia.

A pesar de todos sus defectos, Dying Breed es un producto menor pero bien realizado que satisfará a los aficionados más hardcore del Slasher. Estas dos estrellas tienen un carácter puramente corrector: Hay que empezar a ponerse serio con este tipo de films. Los que hemos visto el suficiente cine de género estamos más que entrenados a la hora de identificar sus mecanismos. Ojalá alguien se atreviera a romper de algún modo el ritmo narrativo del American Gothic, pero evidentemente resulta más fácil seguir el camino preestablecido.

En efecto, Australia no es Texas, pero como si lo fuera.




comments powered by Disqus
Dying Breed en festivales: Semana de terror 2008




Más críticas de Dying Breed

Ver la precrítica
Desarrollado por Dinamo Webs
Creative Commons
Publicado bajo licencia
de Creative Commons