Crítica de la película Corazón Rebelde por Iñaki Ortiz

Canciones de alma rota


4/5
06/03/2010

Crítica de Corazón Rebelde
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Corazón rebelde no es una película que sorprenda por su argumento. El patetismo de la vieja gloria venida a menos ya lo vimos en El luchador, y en muchas otras. El alcoholismo ha sido también tratado hasta la saciedad en el cine. Y no es que aquí se busquen nuevas formas de contarlo, es una película que ya conocemos. Pero quizá su mejor valor es que el autor, Scott Cooper, parece ser muy consciente de ello. Sabe que el público ya conoce la mayor parte de la historia que se dispone a contar y por ello decide no insistir en lo mismo.

Hemos visto tantas veces el proceso de desintoxicación que nos lo sabemos de memoria, por eso aquí se reduce a cuatro retazos básicos, y pasamos a otra cosa. Tampoco se ahonda en exceso en el patetismo del personaje, ni se recrea en ello. Vemos un plano en el que Blake rompe a llorar en el suelo, una buena oportunidad de lucimiento para Jeff Bridges, que obviamente no necesita. Donde otros mantendrían el plano, Cooper decide darle tan solo unos segundos. Pequeños detalles como este la diferencian del resto.

No cabe duda que toda la clave de la película está en Bridges, que como cabía esperar realiza un trabajo inconmensurable, ofreciendo una presencia poderosa y creíble, cantando con esa voz rota y castigada, y jugando con los matices del drama tanto en su mirada como en las composiciones musicales que ensaya. Enorme. No fallan tampoco el resto del reparto, buenos profesionales como Robert Duvall. Incluso Collin Farrell está muy en su punto en su papel estelar.

Un final tan creíble como el resto de la película, sin dramatismos artificiales ni felicidad impuesta, cierra una película muy afinada, que seguramente pronto será olvidada, pero cuyo visionado resulta muy satisfactorio.



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