Una de las propuestas más insólitas
de la edición de este año de Cannes es el último trabajo de Michel
Gondry. Ha inaugurado la quincena de los realizadores y parece que en líneas generales ha gustado. Argumento
de ciencia ficción con jóvenes marginales y un claro toque de
comedia. Se puede decir que el registro lo ha puesto de moda Attack
the block.
No voy a esconder que soy un gran fan
de Gondry. Películas tan distintas como Olvídate de mí, La
ciencia del sueño o, la más cercana a esta, Rebobine por
favor, me parecen fresquísimas, de una realización brillante y
una imaginación desbordante. Incluso considero que la más castigada
Green Hornet tiene algunos elementos a reivindicar (aunque en
conjunto sea irregular).
En esta ocasión, una historia muy
centrada en un viaje en bus de unos jóvenes del Bronx que se verán envueltos en aventuras fantásticas. No son
actores profesionales. Más que nunca parece buscar una frescura con
la que sacudirse cualquier amago de acomodamiento.
Con un equipo que tampoco es habitual,
seguramente buscará una imagen aparentemente casual, alejada de sus
barroquismos, para centrarse en el realismo social dentro de un
argumento disparatado. Una de esas películas bomba que uno no sabe
muy bien donde van a estallar, ni si lo hará para bien o para mal.