Crítica de la película Radio encubierta por Romulo

Comedia con pedigrí


3/5
11/01/2009

Crítica de Radio encubierta
por Romulo



Carátula de la película El título de esta precrítica define casi enteramente lo que pienso que puede ofrecernos Radio encubierta pero, aún así, se impone explicarlo. Ese pedigrí al que hago referencia está en varios puntos, incluso, de la película. Comencemos, pues, por su director.

Richard Curtis es un veterano hombre de televisión, con numerosas producciones y aún más guiones a su espalda. Pero hete aquí que, exactamente en 2003, dio el gran pelotazo con una comedia romántica digna, bien vista, bien tratada, con fabuloso resultado de taquilla: Love actually. Allí, quién sabe cómo, logró el apoyo de varios rostros protagonistas de aúpa: Liam Neeson, Colin Firth, Keira Knightley, Sienna Guillory, Laura Linney, incluso Rowan Atkinson. Y funcionó.

Con ese título que da lustre a su recién estrenada carrera de realizador, Curtis se ha podido permitir repetir fórmula e incluso multiplicarla: para mi siguiente comedia, también quiero un reparto de altura. Y, con su escueto pero incontestable pedigrí, pocos actores le han dicho que no.

Así que ha juntado un elenco de protagonistas realmente espectacular que, lógicamente, se encarga de aportar aún más pedigrí a la película: Philip Seymour Hoffman ya no requiere presentación, es una bestia parda de la interpretación. Emma Thompson hace tiempo que no hace demasiada cosa, y menos decente, pero es roda una dama de la profesión y su presencia aportará prestancia. A Bill Nighy y Kenneth Branagh, un lujo de secundarios, los veremos igualmente secundarios en Valkiria, dentro de muy poco. Gemma Arterton era una de las chicas Bond del más reciente 007, Quantum of Solace. Rhys Ifans, mal que le pese, será siempre recordado como el secundario más cachondo de aquella sosez llamada Notting Hill.

En definitiva, un grupito de gente que en clave de comedia puede funcionar la mar de bien, con un nombre espectacular al frente de todo (Seymour Hoffman, claro), y un guión coral que intentará ser infinitamente menos ñoño y más peleón que el de Love actually.

El problema de tirar de pedigrí es que no significa que lo que venga luego vaya a estar al nivel. Y tampoco Love actually era la gran joya de la corona. Pidámosle un rato de risas y diversión. Que no es poco.




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