Crítica de la película Cuestión de Honor por Romulo

Cop Land


3/5
29/12/2008

Crítica de Cuestión de Honor
por Romulo



Carátula de la película Gavin O'Connor, director de esta película, es una figura desconocida para nosotros. En USA tiene un tampoco muy amplio bagaje en televisión, y en cuanto al cine, encontramos dos o tres títulos en su currículum, con alguna que otra sorpresita como El milagro, peliculilla también prácticamente desconocida, de género deportivo (hockey) con ¡Kurt Russell! como protagonista-entrenador. Toma ya.

Ahora a O'Connor le ha llegado la pequeña oportunidad de demostrar en celuloide y en clave de cine negro, que tiene hechuras para ser, cuanto menos, un buen artesano para título baratos de la industria. Para hacerse un hueco, un trabajo estable, un sueldo habitual. Y no se puede quejar de la oportunidad porque le han endosado dos o tres actores con los que más de uno querría trabajar.

Comenzando por Edward Norton, ese chico con potencial de leyenda de la interpretación que, sin embargo, se está caracterizando por una carrera errática, capaz de lo mejor (El club de la lucha) y de lo peor (¡ha llegado a dirigir-protagonizar una tontuna comedia romántica!). A su lado aparece Colin Farrell, y no debemos sorprendernos, pues empieza a ser habitual verle aceptar papeles de este perfil, recordemos sin ir más lejos la igualmente barata y noir (y seguramente superior) Escondidos en Brujas. Tampoco se echará de menos algún que otro secundario de calidad: Jon Voight aportará peso y rostro.

Por otra parte, el tono negro del relato está garantizado con la presencia como co-guionista de Joe Carnahan, conocido director de thrillers de perfil gangsteril como Narc o, sobre todo, Ases calientes. Una de esas figuras surgidas a la sombra y bajo la influencia de Guy Ritchie y sus cerdos y diamantes.

Aquí no serán tanto gangsters como polis, buenos y malos, pero polis todos ellos, en una narración que, en su punto de partida, podrá recordarnos a títulos anteriores del subgénero como la estupenda Copland o la sobrevalorada Training day. Si está en el nivel de la primera, ya podemos darnos por satisfechos.

Sin embargo, espero un relato convencional en cuanto a la capacidad y riesgo narrativo de O'Connor, un guión tampoco demasiado novedoso bajo la mano de Carnahan y, eso sí, tres interpretaciones de lujo para encabezar esta historia sobria, tensa y que seguirá a rajatabla los cánones del género.

Tampoco es mala elección.




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