Crítica de la película Diaz, no limpiéis esta sangre por William Munny

Esta película que narra los hechos acontecidos en Génova, en el año 2001, durante el transcurso de la cumbre del G8, recurre a la denuncia social y directa de manera cruda, sobre los actos policiales acontecidos en la escuela Díaz sobre un grupo de activistas y periodistas de la cumbre social coincidente con el encuentro de los países poderosos.

Con el espectro y tono italiano a su favor, latino y visceral, con el aliciente de la calma tras 10 años de la tragedia que no incidiré en contar para no desvelar datos, y el devenir histórico de la década, el potente enclave del film da rienda suelta sin sutilezas al realismo, el análisis y la cadencia del buen cine de investigación y denuncia.

Entrar en este tipo de películas, como bien muestra el Premio del público del Festival de Berlín, es un aliciente para cualquier espectador inquieto que comprueba la fuerza aclaratoria de la gran pantalla sin renunciar a la capacidad de comunicación que el séptimo arte puede llegar a conseguir. Es una película que hay que ver como si fuera un falso documental pero siendo muy consciente de que su sangre rebosó en mayúsculas tapada por los medios y la desinformación.