Crítica de la película Misión imposible: protocolo fantasma por Iñaki Ortiz

De lo posible y lo imposible


4/5
19/12/2011

Crítica de Misión imposible: protocolo fantasma
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Una de las primeras cosas que se capta en esta cuarta entrega de Misión Imposible es la firme voluntad de no tomar por estúpido al espectador, con un guión que incluso llega a ser crítico con la propia película en sí. Un ejemplo muy claro lo tenemos cuando el analista cuestiona el plan de la bengala bajo el agua, como poco creíble. Los guionistas se plantean cada punto, sin dar nada por sentado, incluso forzando al espectador a ser exigente y a valorar con la mirada limpia de ideas preconcebidas lo que está viendo. Recordemos la huida del hospital, cuando el protagonista no se atreve a saltar al contenedor (el clásico recurso válido en cualquier película de acción actual). Nos obligan recalcular el baremo de lo posible y lo imposible, consiguiendo no sólo una película más inteligente, sino también una escena que cobra una mayor emoción. El héroe debe buscar otra alternativa de escape, que ahora nos parecerá mucho más meritoria después de haber definido previamente el peligro con gran precisión. De esto se cuidan bien a lo largo de la película: primero definir las reglas, el nivel peligro, lo posible, lo que no lo es; y después llevar a cabo cualquier hazaña que de otra manera hubiera sido un circo vacío de emoción (lo que es gran parte del cine de acción, donde ya todo vale).

Sobre este sólido material -aunque por qué no decirlo, también algo funcional- el director, Brad Bird, consigue aprovechar al máximo la emoción y la intensidad de la acción para construir una película trepidante. Toda la parte de Dubai funciona de maravilla, con la famosa escena de la torre más alta del mundo, con la espectacular y casi mágica tormenta de arena, pero sobre todo con esa secuencia en paralelo de las dos habitaciones. Suspense del bueno. Bird sabe poner la cámara donde maximice las sensaciones, ya sea dando un paso al vacío, o con un simple contrapicado de Tom Cruise corriendo a toda leche -a veces no hace falta más. Es cierto que se le puede achacar cierta falta de atmósfera o de unidad estética, alguna personalidad definida como la que podía tener, para bien, Brian de Palma en la primera entrega o, para mal, John Woo en la segunda. No veo esa personalidad que sí estaba más visible en sus trabajos de animación, un elemento que sería necesario para dar un paso más en la calidad de la película y quizá hacerla menos fría.

Actores eficaces que consiguen una buena sensación de equipo. Una muy buena factura técnica, y, definitivamente una película divertida, disfrutable y que tiene muy en cuenta que un espectador sin pretensiones no es lo mismo que un espectador estúpido.



Google+

comments powered by Disqus




Más críticas de Misión imposible: protocolo fantasma

Ver la precrítica
Desarrollado por Dinamo Webs
Creative Commons
Publicado bajo licencia
de Creative Commons