Crítica de la película Eva por Obi-Wan

Cierta expectación se ha creado ante este título de ciencia ficción de producción española. Y es que en verdad es chocante que dos conceptos como ciencia ficción y cine español vayan en la misma frase y no precisamente para hacer comparaciones odiosas. No es para menos porque  esta película cuenta con un presupuesto bastante abultado, con un reparto muy interesante y con un director novel. Lo malo es que una cosa es la curiosidad que un proyecto así de, por lo menos diremos, sorprendente y novedoso (entendiéndolo como dos adjetivos positivos) y otra el resultado a modo de batiburrillo que puede resultar de un trabajo así, porque seamos sinceros, a primera vista esto parece un remix de El hombre bicentenario y Minority report y con mucho más drama que fantasía.
 
De todos modos, quitando los peores temores de mi mente y confiando en las nuevas ideas y en el trabajo serio de la productora, creo que puede resultar una cinta estimulante. Eso si, creo que este film tendrá un cierto halo de cuento de hadas, de un velado aroma mágico que intentará ocultar la ciencia ficción, pero que no conseguirá eliminar ese aire melancólico que se aprecia con echar una simple mirada a un par de fotogramas. Para muchos esta percepción puede bajar enteros a la cinta, pero para mí, inevitablemente los aumenta.
 
Como ya hemos dicho, cuenta con un presupuesto importante, rodada en Suiza con pasajes que inevitablemente me han recordado a Déjame entrar. Sobre el director, Kike Maíllo, poco podemos decir ya que es su primer trabajo, pero cuenta con dilatada experiencia en video clips y publicidad. El equipo técnico cuenta con varios nombres que ya trabajaron en El orfanato. Y el reparto, el reparto si que llama mucho la atención. En primer lugar tenemos a Daniel Brühl, a quien hemos podido disfrutar ya en películas como Good Bye Lenin, Salvador o Malditos bastardos. Le acompañan Marta Etura (Las trece rosas, Azuloscurocasinegro), Alberto Ammann (Celda 211, Lope) y Lluis Homar (Los ojos de Julia, Pájaros de papel). Y como novedad, Claudia Vega, que esperemos sea otra joven actriz revelación al estilo de Ivanna Baquero en El laberinto del Fauno.
 
Cuando era más joven, allá por los ochenta (ejem) cuando vi Cortocircuito por primera vez, me preguntaba si realmente los robots podían llegar a tener sentimientos. Hoy la cuestión ha variado y me pregunto que son en realidad los sentimientos. Una complejidad parecida es la que espero de esta cinta, que me plantee dudas sobre la vida a la vez que me muestra imágenes llenas de belleza. Veremos.