Crítica de la película Hijos de los hombres por Iñaki Ortiz

Una película de ciencia ficción ambientada en un futuro no muy lejano, con un argumento entre llamativo y casi hasta clásico, más propio de una película de finales de los 60 que de nuestros tiempos cibermodernos. Con los más que eficientes Clive Owen (“Sin City”, “Plan Oculto”, “Closer”) y Julianne Moore (“Misteriosa obsesión”, “Magnolia”) como protagonistas, ya de primeras suena muy bien. Adaptación de una distópica novela de la escritora P. D. James, que está especializada más en el género policiaco que en la ciencia ficción.

Presentada a la próxima edición del festival de Venecia, esta película promete dejar contentos a los aficionados al género. Pero similares premisas podrían achacársele a la mediocre “La isla”, que también contaba con dos buenos intérpretes y un argumento muy aprovechable. La ventaja de “Children of Men” es que a diferencia de la otra, no está dirigida por el torpe Michael Bay, no, aquí tenemos detrás de las cámaras a Alfonso Cuarón, el mejicano evocador.

Sus películas tienen siempre un toque de vivencia personal, como quien recuerda aquel verano, aquel viaje, aquel jardín... evocando siempre desde pequeños detalles. El viaje de “Y tu mamá también”, el amor infantil de “Grandes esperanzas”, recordando una fuente, un momento. “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”, donde era capaz de representar el miedo personificado en los dementores o dejar esa sensación de velada espontanea y memorable entre compañeros reunidos en alguna habitación de Hogwarts, un detalle sin importancia que me llena. Siempre acompañado de esa cuidada fotografía tan personal, a veces exagerada, otras discreta, pero siempre detallista. En esta ocasión promete una fotografía de blancos muy blancos y tonos apagados, ayudado de su director de fotografía habitual, Emmanuel Lubezki ("El asesinato de Richard Nixon"). Habrá que ver también su participación en el proyecto conjunto “Paris je t’aime”.

Participa en la adaptación del guión junto con otros cuatro guionistas, ahí es nada. Mal asunto suele ser tener a tanta gente detrás del papel, pero el hecho de que el propio director se encuentre entre ellos aporta una cierta jerarquía necesaria. De ellos, comentar que andan metidos en otros interesantes proyectos de ciencia ficción, especialmente la adaptación de una novela de William Gibson que prepara David Arata para Peter Weir, “Pattern Recognition”, otra que promete.

De entre los actores me dejaba para el final al inmenso e impecable Michael Caine (“La sentencia”, “Batman Begins”).

Mi más enérgica apuesta a favor de esta película. Espero no equivocarme.

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