Crítica de la película I'm still here por Romulo

Hace no demasiado tiempo la noticia iba convirtiéndose, más bien, en relato de episodios múltiples: Joaquin Phoenix dejaba la interpretación y, poco a poco, también todo interés por la higiene. Según su barriga, su barba y su melena crecían, más insistía el nuevo Oso Yogui en convertirse en rapero. Los escándalos se sucedían. Fumadísimo en programas televisivos, zurrando a fans en pleno concierto rapero...

Muchas portadas pero, en definitiva, demasiada morralla como para ser verdad. Algunas voces ya apuntaban a que todo podía ser una dilatada pantomima para, a la postre, sorprender con algún tipo de macro-reportaje sobre la destrozona vida rapera de Joaquin Phoenix. Y algo así ha resultado ser.

El que está detrás del teatrillo es Casey Affleck. Él se ha encargado de supervisarlo todo, de que quede registrado, de darle forma final con el título de I'm still here. Su presunto documental sigue a Phoenix desde que decide dejar de ser el interesante actor que era hasta convertirse en una suerte de adefesio barbado, deteniéndose en el camino en su autofabricado proceso de destrucción personal y, por supuesto, sin ocultar a todos los primos que habrán picado por el camino, incluyendo aquellos que en la trastienda caigan en obscenidades o atrocidades varias, y que con este documental van a salir esquilados.

La idea era plantar en el centro mismo del sistema una carga maja de dinamita, en forma de Joaquin, y veremos qué efectos tiene la detonación. Más allá de esto, no habrá nada. Pero ojo, según como esté montado el tinglado, no tiene por qué ser poco. Esperemos reirnos por el camino.

Al final, hay que reconocerle a Phoenix que ha sacrificado para este proyecto un par de años de su vida: No dos días, ni dos semanas, ni siquiera dos meses; no, ha sido mucho tiempo, y uno se acuerda de aquel momento de El truco final, la película de Nolan: El truco no se hace en el escenario, si no que reside en el sacrificio de toda una vida recreando una falsa realidad para que, luego, ante el público, todo funcione. Voilà.