Con películas como esta no da tanta pereza ir a ver cine español.
Sin ser gran cosa, es una historia dura, a la par que entrañable, en la que dos hombres se ven forzados a emigrar a Suiza para poder vivir, y en el que las peripecias que les ocurren son varias.
He de decir que con los antecedentes de los actores no me esperaba unas grandes intepretaciones. Tampoco me preocupaban, pero han estado mejor incluso de lo que creía. Tanto Carlos Iglesias como Javier Gutierrez están muy creibles y cuando lo pasan mal se nota y cuando tienen que hacer reir lo hacen.
Las féminas intachables también, Nieve de Medina está impresionante, que gran actriz. También me gustó Isabel Blanco de la que no conocía ningún trabajo suyo.
Del joven actor que interpreta al hijo, en su etapa de más crecidito, no se puede decir lo mismo. Poca naturalidad.
Poco más que decir, solo recalcar en la amabilidad de la historia, que está hecha con cariño y que la apariencia de la España de la época es creible.