Crítica de la película Hannibal, el origen del mal por Iñaki Ortiz

Ingeniería defectuosa


2/5
26/03/2007

Crítica de Hannibal, el origen del mal
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Cualquiera que haya visto la película con la simple atención de mirar a la pantalla habrá podido encontrar toda un cúmulo de despropósitos, de situaciones insostenibles, inexplicables y sonrojantes. No vale la pena ponerse a enumerarlas, basta con que, como muestra, recordemos el momento en el que Hannibal se acerca la máscara a la cara, maravillado, a modo de absurdo presagio de quien será, como si fuera él quien luego decidiera tal indumentaria. Tenía sentido en La matanza de Texas: el origen, por mala que fuera la película, tenía sentido.

Mi referencia a esta otra película no es casual. Ya anunciaba en la precrítica que este era un nuevo ejemplo de apuntarse a la moda de las precuelas, y nombraba los títulos más recientes. Pero es que han ido tan lejos que han decidido que lo mejor era quedarse con lo que más les interesaba de cada precuela. Añado al ejemplo dado la ridícula escena de entrenamiento con catana a lo Batman Begins, como si esto tuviera algo que ver con el personaje. Para el pasado nos viene bien tomar un trauma de la segunda guerra mundial que ya quedaba bastante bien en El exorcista: el comienzo.

Al margen de estas imitaciones, algunas incomprensibles otras oportunas como la de la guerra, lo cierto es que no se sostiene el guión ni por sus situaciones, ni por sus personajes ni, desde luego, por su calidad. Tampoco por sus sutilezas ¿Hannibal come carne humana porque se comieron a su hermana? Impecable.

Aun así, una vez que uno se ha rendido y ha dejado de creer que ese comienzo nos puede llevar a algo, puede entretenerse con una película que no carece de ritmo y carnaza. No es mucho, no es mucho.

Gaspard Ulliel consigue hacer de su histriónica interpretación una curiosidad interesante. Peter Webber hace lo que puede. Intenta aportar una factura de calidad y consigue unos cuantos planos más que interesantes. Una buena atmósfera contenida. Desde luego eso no esconde que esta haya sido una tremenda caída caída respecto a su anterior trabajo, La joven de la perla. Una pena.

Por suerte, tenía palomitas.



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