Crítica de la película Sílení por Iñaki Ortiz

Insania europea de los 70


4/5
31/10/2006

Crítica de Sílení
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Como el director afirma de entrada en la introducción inicial de la película, esto no es una obra de arte, tan solo pretende ser una película de terror con todas las decadencias del género. Y aunque sí que contiene conceptos de obra de arte, es bastante cierta esta afirmación.

La película nos habla de la libertad y el poder, ya nos lo explica en la misma introducción para que no le demos más vueltas a lo que no procede. Mis compañeros se quejan de que no es nada nuevo el discurso y les doy la razón, no lo es. Hace poco, sin ir más lejos, hemos podido ver una interesante película alemana que trataba asuntos similares, “El experimento”.

La locura como opción válida es un tema ya habitual, pero no por ello menos inquietante y algo retorcido, que vine bien para traer un poco del marqués de Sade, como ya se hiciera en “Quills” pero con un poco menos de reparo.

El film viene acompañado de unos estupendos resúmenes en carne. Un poco de stop motion viene bien para dar un toque grotesco. Una buena muestra de como incluir surrealismo con sentido. Las imágenes atacan de lleno subconsciente pero no por ello resultan un absurdo pues sólo aparecen para acompañar a la imagen racional con muestras, en la mayoría de los casos, claramente relacionadas con lo que estamos viendo. En otros casos son más intrincadas. Con un estupendo final en el supermercado que critica al sistema que funciona con métodos automatizados e impersonales y nos convierte a todos en productos.

Todo eso está muy bien, pero me interesan más otras cosas. Me interesa la dualidad de la época del marqués de sade con la actualidad. A uno casi le sorprende ver el ordenador en el despacho del médico, pero está perfectamente aviejado y amarillento como para no desentonar. Coincido con Beiger en que la fotografía es propia de los setenta, aunque casi lo considero un punto positivo, en todo caso no negativo. Recuerda a las películas europeas de esa época.

Dos historias interesantes, la primera, la del observador tan asqueado como morboso, tan propio del mundo de Sade. Con esas conversaciones de cine cultureta con un primer plano recitando su propia ética, que ni es ni deja de ser la del director. Con ese cementerio y esa sordidez general, con un necesario ritual, con tintes muy simbólicos. Me quedo con el plano en que el protagonista enseña sus herramientas, exageradamente abundantes como necesita la terapia y el ataud roto. En definitiva un desafío a Dios y a la muerte.

La historia del manicomio también resulta interesante. Sin buenos, pero sí con malos. Con esa idea de representar el cuadro. Con esa mujer que representa su papel retorcido con firmeza. Me gusta también el sueño repetido del protagonista, que me recuerda, con esas caras de los loqueros, al universo Kubrick.

Una película, que comprendo un poco difícil de ver para mucha gente, pero que contiene un buen número de matices y entrando en el juego resulta de lo más entretenida. Lo mejor es ese ambiente inconsciente de insania que cubre toda la película, algo que deja una extraña sensación indescriptible.



Google+

comments powered by Disqus




Más críticas de Sílení

Ver la precrítica
Desarrollado por Dinamo Webs
Creative Commons
Publicado bajo licencia
de Creative Commons