Crítica de la película Gente poco corriente por Romulo

Jo, ¡qué familia!


3/5
06/08/2008

Crítica de Gente poco corriente
por Romulo



Carátula de la película Estamos ante una película de ese subgénero, ya prácticamente un género, que conforman las películas de temática familiar. Muchos personajes, lazos interpersonales de muy diverso tipo, a veces entre risas, otras a puro fuego, en ocasiones sonrisas y dolor por igual... Son muchos los directores que en algún momento han decidido trazar este tipo de mosaicos, desde Orson Welles hasta Wes Anderson, pasando por otros como Francis Ford Coppola.

Aquí nos encontramos con una cinta que no tendrá demasiada repercusión, que llega algo tapada en un verano algo más lustroso que de costumbre, y con un reparto plagado de nombres de segunda y tercera fila en lo que a celebridad y estrellato se refiere: Por ahí tenemos a Donald Sutherland, gran actor pero siempre un tanto perdido en sus elecciones; a Diane Lane, una de esas grandes damas de la pantalla que nunca ha conseguido despuntar del todo con algún título redondo; incluso a Elizabeth Perkins, a quien recordaréis en películas como... ¡Big!

Sin embargo, en esta película es otro el nombre propio interesante, el del director: Griffin Dunne. Este tipo que seguramente no os sonará demasiado fue nada menos que el protagonista de aquella comedia surreal y retorcida titulada After hours que Martin Scorsese dirigió en pleno corazón del Soho, en 1985. Aquí la estrenaron con el desgraciado título de Jo, ¡qué noche!

No es capricho citar esta película; fue, de largo, el gran hito en la filmografía de Dunne, un tipo inquieto que ha interpretado, producido, escrito y dirigido. Ha hecho de todo. Pero nunca ha llegado a alcanzar el nivel creativo y puntero de la que, además, nunca ha sido una de las películas de Scorsese más conocidas -aunque sí está entre las más disfrutables.

Dunne es tan capaz de cumplir con un mínimo rol secundario en Quiz show a las órdenes de Robert Redford como embarcarse en la dirección de auténticos trastazos comerciales: Prácticamente magia. Lo cierto es que cuando él era el que mandaba, la cosa no ha funcionado nunca del todo bien. Por algo será.


Aquí cuenta con un presupuesto modesto, un reparto interesante pero menor, y la tranquilidad, seguramente, de no tener que hacer frente a la exigencia de cumplir con una determinada cifra recaudatoria. Quizá por eso, y por los viejos tiempos, le doy una pequeña oportunidad. Ya veremos.




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