Crítica de la película Ice Age 3: El Origen de los Dinosaurios por Obi-Wan

Era imposible que la tercera parte pudiera igualar a la primera, eso ya lo sabíamos. La novedad, la frescura de los personajes y esa mordacidad nunca iban a regresar. Pero aún así han conseguido una cinta muy entretenida, con un ritmo que va creciendo hasta el trepidante final, con acción enlazada en varios frentes, a la que por supuesto mejora mucho la tecnología 3D.

El planteamiento es sencillo, pero mucho más coherente que en la segunda parte. Se presenta una nueva motivación en los personajes, la paternidad  encarnada en los mamuts contra la libertad individual que no quiere perder el lince. Y en medio de todos, el perezoso, quien motiva por medio del secuestro de unos bebés de tiranosaurio rex, que toda la manada tenga que salir en su busca hacia un mundo existente debajo del hielo glacial, dónde habitan todavía los dinosaurios, que se convierten en un aliciente especial con nuevos enemigos. Se agradece que la locura y el histrionismo de los chistes y de la personalidad de los personajes tengan una cierta lógica acorde con el momento indicado, aunque nunca deja de ser un tanto infantil, algo que tampoco es molesto.

Pero sin duda alguna, el mejor logro que han conseguido con esta tercera parte, es la inclusión de la comadreja Buck, una mezcla un tanto alocada de Indiana Jones y el Capitán Ahab, herido por su particular Moby Dick, un mega dinosaurio que recuerda mucho al gran monstruo final de Jurasic Park III. Un divertido y extravagante personaje que soporta gran parte del peso de la trama en muchos pasajes y dotado de una personalidad de lo más atrayente, con momentos cómicos que podrán disfrutar tanto grandes como pequeños.

Y por supuesto esta la ardilla Scrat. Esta vez, además de lidiar con las inclemencias del destino, tendrá que pelear contra una ardilla voladora hembra para conseguir su preciada bellota. Ellos dos protagonizarán dos grandes escenas: la lucha por la bellota a ritmo de tango y la relegación a un segundo plano del fruto, cuando una vez que se enamoran, la bellota queda olvidada y abandonada bajo el esqueleto de animal y ocupa el lugar entre sus costilllas dónde tendría que haber estado el corazón.

En definitiva, ha sido una grata sorpresa ver como el nivel no ha bajado en absoluto comparado con la segunda parte, e incluso me atrevería a decir, que sus diálogos tienen mas chispa, mas ritmo y en general es mucho más amena y divertida. Una gran ocasión para disfrutar junto a la familia y que nadie se aburra.