Crítica de la película Outlander por William Munny

La ofensiva Outlander


1/5
21/12/2008

Crítica de Outlander
por William Munny



Carátula de la película Uno tiende por lo general a dar buenas notas, incluso a tratar de ser consecuente con la globalidad de un rodaje que en muchos aspectos realiza un esfuerzo vigoroso aunque el guión sea flojo de narices, pero en esta ocasión, los intentos por destacar, lejos de otros films simplemente malos pero sin creerse mejores, han agotado mi paciencia.

La velocidad con la que las amistades se hacen para con seres extraterrestres que vienen muy del norte, las músicas cómicas en escenas de retos sobre escudos, los homenajes apersonajes míticos como Erik el vikingo, que el protagonista reaccione siempre como un Richard Gere al uso, con el niño incordiando a diestro y siniestro y el tono explicativo de la película, la convierten poco a poco en algo discutiblemente digno de salvar de la quema.

Porque insisto en el hecho de respetar que se es una película especial y de condiciones especiales, es decir, ciencia ficción y bárbaros, pero no que se intenten pasar de madre con elementos excelentemente excepcionales, dominando todos los terrenos, y encima nos marquen el camino de la expectación a golpe de discurso y escena más exagerada.

Si en la primera parte se puede hasta digerir todo esto, en la segunda parte hasta te puedes cabrear y eso que estás contento con el bicho en cuestión que es meritorio dentro de la infografía. El flashback a todas luces innecesario, también El guerrero nº 13 lo podría tener y no lo tiene eligiendo adecuadamente entre otras cosas porque esa no es la historia, y mucho menos en medio de una escena romántica donde la pareja se confiesa en el fragor de las preocupaciones del día a día vikingo, realidad pura, en fin.

Pero el espectáculo dantesco continua con sacerdotes exhorcizando a monstruos, poblados reventando a modo de gasolinera sideral, la una vez más, habitual manera de enfrentarse a los bichos de uno en uno como si de un ring de pressing catch se tratara dándose turno para mamporrear, y todo esto en un exceso de metraje que nos permite en el tiempo hacer hasta un homenaje a Waterworld buceando hacia la espada de Conan, forjada en un momento por un borracho parlanchín que bien podrían haber llamado Gimli. Una última pregunta, ¿no sé por qué interés dramático de traspaso de poderes entre mujeres, tengo que ver el ataud de la mujer intergaláctica perdiendo mi tiempo y mi dinero?.

Al final se trata de una exagerada y sobrevalorada producción con demasiado dinero, que ha querido jugar a ser grande y simplemente era más que mediocre desde el principio. Un flaco favor a las películas de bárbaros dirigida por bárbaros, del que sólo salvo al señor Ron Perlman, impactante, con John Furt débil y Jim Caviezel en sus maneras de siempre, miradita tierna y cara de no haber roto un plato.




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