Crítica de la película Kill Bill, volumen 1 por Iñaki Ortiz

Mal gusto, buenas películas


3/5
07/03/2004

Crítica de Kill Bill, volumen 1
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Tarantino, así como el también de actualidad Tim Burton tienen algo en común, hacen buen cine pero demuestran tener un gusto más que dudoso precisamente en este arte. Las películas que más adoran muchas veces son catalogadas con letras muy avanzadas en el abecedario. En el caso de Tim Burton es más evidente pues los géneros que aborda (recordemos Bitelchús, genial película de un género poco prometedor), pero en el caso del amigo Quentin es más curioso. Nadie diría viendo una sólida película como Reservoir Dogs que este hombre fuera fervoroso admirador de películas protagonizadas por Pam Grier (excluyo evidentemente a la que él mismo dirigió) y demás maravillas.

Esto constituye sin duda una gran amenaza. A veces la línea que separa el subgénero de una obra maestra puede ser delgadísima, sobre todo cuando andan de por medio estos personajes extraños del cine. ¿Quizá esta vez se ha pasado de la raya? ¿No habrá ido demasiado lejos en su afán de escapar del escenario de chicos de negro con pistola en el que tan bien se mueve?

¿Qué promete esta película? Fuerza, mucha fuerza. Visual, eficaz y poderosa. ¿Qué es lo que no nos promete? Ahí está el problema, en lo que no nos promete. Tarantino, ese hombre de quien se cuenta sólo sabía escribir en mayúsculas, de pésima educación y formado cinematográficamente en sus horas de acomodador en sesiones... digamos no para todos los públicos; ese hombre de aspecto fracasado que ha sido capaz y muy capaz de regalarnos memorables diálogos en sus Reservoir Dogs, de trabajar el tiempo con la maestría que muchos otros anhelan con su rompedora Pulp Fiction, pero que sobre todo, ha añadido a la historia del cine algo crucial: su firma, su estilo, copiado hasta la saciedad en los últimos tiempos por perros amores o por cerdos enjoyados o por tantos otros. Ese hombre, creo que esta vez ha dejado de lado el guión, los diálogos y se ha dedicado a una cosa muy concreta: su propia diversión, inmensa diversión. Ha hecho lo que quería hacer y exactamente como lo quería hacer, ¡bravo por él! ¿Pero y nosotros, el público? ¿Vamos a ver algo más que mamporros muy bien orquestados? ¿Vamos a ver una buena película? Mucho me temo que no, y es una lástima, espero equivocarme y que sea una película a la altura de su historial, y lo espero por una razón muy concreta: tengo muy claro que ¡yo no me la pierdo!

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