Crítica de la película ¿Y tú qué sabes? por Iñaki Ortiz

Casi se me escapa esta rareza que ha entrado sin hacer mucho ruido, sigilosamente para traernos una especie de mezcla entre documental y ficción, y reflexionar sobre la realidad. Y cuando digo la realidad no hablo del paro y cosas por el estilo, vamos que no me refiero a la realidad de León de Aranoa. De lo que trata es de la realidad a un nivel cuántico, las cosas cotidianas del entorno que nos rodea que damos como hechos y quizá sean un tanto relativos.

Bien, está claro que la película, que como ya he dicho mezcla documental con ficción, y que también lo mezcla con animación, es una marcianada. Se basa un poco en la idea de “Alicia en el país de las maravillas” para contarnos la historia de una mujer y su depresión y hacer una tragicomedia. Así como lo cuento. Me permito hablar un poco de la sinopsis porque dudo bastante que sea alguna referencia de lo que realmente nos va a contar la película.

Que es pretenciosa está más que claro. Pretender explicar conceptos metafísicos en una película, además en su título original contiene todo tipo de caracteres extraños. Pretende comprar ciencia y espiritualidad como diferentes sistemas, ambos válidos, para llegar a un mismo fin. Pretenciosidad al máximo.

Las valoraciones que está haciendo el público en general no pueden ser más extremas. O bien la califican de detestable o de la película que estaban esperando. Por ello me quiero tirar de la moto y darle la máxima nota que luego habrá tiempo de darle la mínima. Y esto último no sería de extrañar si la película resbala demasiado en la palabrería y en la espiritualidad de fe burda.

Lo que está claro es que no me puedo perder esta película que podría convertirse fácilmente en una de esas películas de culto que enfrentan a los cinéfilos. Lo peor sería que estuviese fabricada expresamente para este fin.