Crítica de la película Collateral por Romulo

Comentaba mi compañero Hypnos que Mann no ha firmado nunca una obra señalada, una obra cumbre, dentro del cine contemporáneo; no estoy de acuerdo, El dilema se me antoja una de las piezas clave de los últimos años, una cinta redonda, densa, soberbia.

Ahora, cuando uno va a ver Collateral sabe que no se enfrenta a una película con el nivel de lecturas de El Dilema, sino con algo más cercano a Heat, en su ritmo, en su acción sosegada a menudo y poderosa justo sólo cuando es necesario; en la senda tenebrosa del thriller.

Pero es que no son necesarios diez mil niveles de lecturas para que una película se merezca las 5 estrellas. Y a ratos, uno, viendo Collateral, piensa que se las merece; por muchas cosas, por sus actores, por su estética nerviosa a la vez que preciosista, por su ritmo sin un solo desfallecimiento, por los diálogos a ratos brillantísimos, por la seriedad y plenitud con que Mann crea a sus personajes, creyéndoselos, haciendo que nos los creamos.

Pero ese mismo guión que regala líneas de diálogo fabulosas, deja que se cuelen dos o tres ramalazos del cine habitual de Hollywood, nada, dos o tres detallitos, pero que lastran un pelín el conjunto que, quizás, hubiera podido ser redondo. Hablo, por ejemplo, de cómo uno sabe desde que Cruise desvela sus planes que la fiscal será la quinta víctima del bueno de Tom (o más bien, esta vez, el malo de Tom); de cómo descubre el taxista que la fiscal es la víctima, con ese monitor blanco, impoluto, perfectamente extendido junto a la puerta abierta del taxi accidentado...; o de ese desenlace en el que Cruise se convierte definitivamente en el malo a machamartillo, poniendo cara de 'os voy a matar a todos' y subiendo a ese tren en marcha. (Aunque el cierre de la película, con la muerte del personaje de Cruise hablando cara a cara con su adversario, está muy conseguido, más que el de Heat, similar en su premisa e intenciones.)

En definitiva, que Collateral va a estar en mi videoteca particular antes o después -más antes que después, espero.