Crítica de la película Slumdog Millionaire por Hypnos

Por un buen puñado de Óscars...


5/5
19/01/2009

Crítica de Slumdog Millionaire
por Hypnos



Carátula de la película Hacía tiempo que una película no me dejaba tan buen sabor de boca después de verla. Me preguntaba en mi precrítica si Danny Boyle había dado en el clavo esta vez y, ahora, puedo asegurar que sí que lo ha hecho.

En primer lugar, me encanta la estructura de la película, intercalando el programa de ¿Quién quiere ser millonario? con los diferentes pasajes de la vida de Jamal, así como con la tortura en la comisaría de policía. Una estructura a la que Boyle es fiel incluso en el final, eligiendo la respuesta D. Puede resultar la misma excesivamente forzada si se apura, excesivamente de mecánica de guión, pero todas esas sensaciones se evaporan cuando uno llega al final y se da cuenta de lo que Danny Boyle pretendía: contar un cuento sobre la felicidad y sobre la esperanza. Criticar esta elección sería como criticar la estructura del guión de La joven del agua.

En segundo lugar, Danny Boyle lo borda en la dirección. Tenía miedo de que la mirada de Boyle fuese la de un turista en la India. Algo que no pudo evitar Iñarritu en Babel. Pero nada más lejos de la realidad. De hecho, Boyle sí que le confiere a la dirección la mirada del advenedizo cuando los dos hermanos llegan al Taj-Mahal y lo ven por vez primera. El resto de la película es todo un ejercicio de pulso narrativo y de fuerza, muchísima fuerza visual, que es el sello del director.

Acompaña, en tercer lugar, la portentosa fotografía de Anthony Dod Mantle, que capta maravillosamente los claroscuros de la India. Ya me gustó su trabajo de contención de luz en El último rey de Escocia y de atmósfera apocalíptica de 28 días después, pero es que aquí se supera, dando los matices necesarios desde el plató de televisión hasta ese planazo en el que los dos hermanos duermen mientras fuera, bajo la lluvia, Latika espera.
Fenomenal trabajo, igualmente, el del montador, Chris Dickens, que hace que no eche en falta la frescura de imágenes de The road to Guantánamo o Un corazón invencible. Cito estas dos películas por situarse en ciudades donde el trajín de gente es un patrón.

Por último, una vez más, Boyle nos regala una banda sonora con ritmo y preciosista, con canciones pegadizas y que parecen escritas todas y cada una de ellas para las escenas que estamos viendo.

Boyle nos regala una película romántica, una película de esperanza, una película muy pero que muy humana (con momentazos como el de la conversación entre el presentador y Jamal en el baño). Una película que, pese a su formato de cuento, no descuida dar pinceladas sociales: el enfrentamiento de religiones; la situación de los niños; la situación de la mujer; el repunte económico de la India, etc.

La única pega: que, sinceramente, veo imposible que se lleve el Óscar a mejor película. ¿Que estaba claro que la última pregunta iba a ser el nombre del tercer mosquetero? ¡Por supuesto! Pero al que le moleste esto, es que se ha quedado fuera de la película.




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