Crítica de la película Harry Potter y el prisionero de Azkaban por Iñaki Ortiz

Quiero volver a Hogwarts


4/5
07/07/2004

Crítica de Harry Potter y el prisionero de Azkaban
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Un detestable descanso de diez minutos dividió para mí en dos bloques independientes la película. ¿Por qué hacer un descanso en una película de 140 minutos? Lo dicho, detestable. Pero a lo que iba, la división virtual que yo percibí. Si después del descanso, una catástrofe hubiera evitado que siguiera viendo la película, no habría dudado en clavar cinco estrellas sobre estas líneas.

El cambio del director ha sido más que notable. Los infantiloides comienzos de las otras películas se convierten en sólidos comienzos donde la cámara se mueve de una manera que nos deja claro lo lejos que nos encontramos del mundo mágico. Se nota un esfuerzo con buen fin en aspectos de clima. Por ejemplo, el cambio que ha dado el relieve circundante a Hogwarts, volviéndose más montañoso. Así mismo ha cambiado el ambiente, acercándose al mundo medieval, tanto en edificaciones como en mobiliario y por supuesto en banda sonora, la cual en mi opinión, supera notablemente a las anteriores (aun perteneciendo al mismo compositor, el maestro Williams).

Una de las cosas que mejor sabor de boca me ha dejado, es la tensión y la expectación de un mundo terrorífico que se despliega en la primera parte. Con el lobo al principio, los anuncios del periódico de Sirius Black, la continua referencia al peligro en el que se encuentra Potter; y, desde luego, con los dementores. Su aparición en el tren es magistral, e impactante también fue para mí los momentos en que vemos a los dementores volando mientras vigilan Hogwarts.

Sin embargo, en la segunda parte hay una especie de dispersión del guión. Todo el tema de la vuelta atrás en el tiempo (¿por qué no usan ese aparato para solucionar todos los problemas de todas las historias?) tiene su gracia, con sus detalles y sus paradojas habituales, pero hace que el objetivo de la película se pierda. Pronto perdemos la imagen terrorífica del mal y no se ve claro un posible desenlace. Falta un clímax, al estilo de las otras (por ejemplo la escena del basilisco). Y da la sensación de que todo termina apresuradamente, despachando el final con la nueva escoba. Quizá le falta metraje, o al menos esa es la sensación que me dejó. En cuanto a la relación entre los tres jóvenes, dan ganas de ver más y confío en que la razón de que no haya más es porque aparecerá en posteriores historias. Todas estas razones hicieron que la película perdiera la excelencia.

Pero sin duda lo que más me ha gustado, y esto disculpa los puntos flacos, es ese regusto que dejan algunas escenas, evocando la que sería una época nostálgica de los mejores años de unos jóvenes que está despertando a la vida. Más que un internado pasa a ser un lugar inolvidable e irrepetible que quedará en el corazón de los tres héroes, que empiezan a tener otros sentimientos a flor de piel, y que seguro que estarán deseando volver a Hogwarts.


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