Crítica de la película El jurado por Hypnos

"Se ofrece mina con graves indicios de agotamiento"


2/5
10/02/2004

Crítica de El jurado
por Hypnos



Carátula de la película Parecía, pero no.

Y es que los diez primeros minutos de cinta me hicieron pensar que iba a encontrarme con una muy interesante película de género, pero esta sensación empezó a diluirse a partir de la media hora de película, cuando todo se aclaró: Gary Fleder no se cansó de dar vueltas con la cámara y de presentarnos multitud de primerísimos planos, pero ahí se quedó su briosa dirección; Gene Hackman (la presentación de su personaje es portentosa) terminó descubriéndose como un personaje caricaturesco con traje y zapatos caros, un gigante con pies de barro; Dustin Hoffman termina pasando por allí, puesto que la película muy pocas veces va con él, aunque eso sí, atesora los mejores momentos interpretativos; John Cusack está correcto, demasiado correcto, en un papel bastante plano; y Rachel Weisz no acaba de bordar a uno de los personajes más interesantes de Grisham.

Toda la película es un constante "homenaje" a otras del género judicial americano; se atisban retazos de "Doce hombres sin piedad", de "Pactar con el diablo" o de "Algunos hombres buenos", sin embargo, a un nivel que roza la caricatura y la poca creatividad en la dirección, un ejemplo de ello es la escena de la recusación de un testigo por parte de Rankin Fich.

Decepcionante también a mi juicio el "duelo estelar", largamente esperado durante la película, entre Hofmann y Hackman en el baño de los juzgados. Y digo decepcionante porque la conversación es absolutamente vacía, ellos reflejan una enorme tensión, parece el enfrentamiento cumbre, pero nada se dirime entre ellos, porque Hoffman pasaba por allí y le dijeron que se sentara y que lanzase esas insuperables miradas por encima del hombro.

Y lo peor del asunto es que Grisham empieza a perder cosas: la tensión, el entretenimiento, la sorpresa. Porque todos empezamos a conocer la receta de su éxito, y sí, ahora es un tema viejo en un contexto de actualidad: coacciones a jurados en un juicio contra la industria armamentística. Pero nada nuevo bajo el sol, y cuando a uno se le acaban las ideas empiezan a surgir los engaños: la entrevista en la Iglesia entre Cusack y Weisz me parece escrita única y exclusivamente para engañar al espectador en una trama que parece tan compleja, tan gigante, que uno no deja de pensar durante todo el desarrollo la de agujeros que tienen las estratagemas de los personajes. Y eso es lo peor que le puede suceder a un guión de Grisham.

Me fui del cine con la pena de descubrir que en nuestros días uno no se puede fiar ni de un buen plantel estelar.



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