Crítica de la película El jefe de todo esto(The boss of it all) por Iñaki Ortiz

Ningún interés por la nueva película de Lars Von Trier (“Rompiendo las olas”, “Dogville”). Para empezar porque la trama de la película se centra en una premisa que tenemos más que vista. Ya por principios de los 40 Frank Capra nos contó una historia muy parecida, no diré cual. Y desde entonces otros han usado premisas similares, incluso el bueno (que de bueno no tenía nada) de Hitchcock, y después infinidad de series de televisión de escaso interés.

Y ahora viene el pretencioso (incluso más que los precríticos) y cultureta (incluso más que los precríticos) Lars a basar en una premisa del mismo tipo su nueva película. Una película claramente de relleno, de descanso, de recreo, de transición, de intermedio antes de finalizar con su particular trilogía sobre América. Es decir, la típica chorrada (este es el término técnico) en la que un director se relaja antes de afrontar el proyecto que realmente le interesa. Algo fácil de rodar, tonto, algo que no produzca demasiado quebraderos de cabeza y que la gente vaya a ver porque la firma del director de culto manda. No soy amigo de esa trilogía en la que anda metido. De hecho, su segunda entrega, "Manderlay", me parece de lo peorcito que he visto, no me extraña que la Kidman saliera huyendo (palabra rota de por medio). A lo que iba, no soy amigo de la trilogía pero por lo menos veo que al propio director le interesa, que en su intoxicación de sí mismo y en su vanidad, pone su esfuerzo, le importa. Pero eso no lo veo en esta película.

La justificación de esta película, porque tiene que haber una, la busca en su retorno al movimiento dogma que el mismo creó. Esto es malo en dos sentidos. Uno en el mismo concepto del dogma, que está bien para una película pero ya es suficiente, menos normas estúpidas y más cine. Otra es el hecho de que use el movimiento dogma para darle algún sentido a la realización de esta película y no por decisión artística. Esto, queda fuera de lugar comentarlo, es pura suposición.

En definitiva, ¿qué nos aporta esta película? Tan sólo una firma. No me vale. Ni siquiera está a concurso en la sección oficial del Zinemaldia. Que oye, luego me equivoco y la película tiene su gracia.