Crítica de la película La saga crepúsculo: Eclipse por William Munny

Este fenómeno ya lleva un tiempo entre la piernas de los motoristas de la juventud. Las necesidades de tocar el tema vampírico siempre son bienvenidas por mi parte, entendiendo que por demasía, se suele por acabar tocando los nobles mínimos de un mito del cine y de la cultura general, el chusangre de siempre. Sin embargo, lo que ocurre a veces es que alguien se pasa de la raya, adapta sin demasiado respeto y tratando de conseguir taquilla fácil y va y lo consigue.

Sin entrar en la capacidad litearia del creador, sí que puedo decir que las películas están clara y absolutamente dirigida a una juventud, sobre todo y sobre manera, débil y fácilmente influenciable. Terror débil, drama forzado, inocencia falsa y un caer de lindezas que provocan desbordamiento hormonal a base de nueva tecnología digital, capaz de "hombrelobar" fácilmente. La saga ya lleva su éxito desde hace tiempo a espaldas y solo pretendo con todo esto el advertir a los pocos que intenten provar. Si lo que buscas es sencillez y romanticismo barato en medio de un siniestro registro de historia de siempre, perfecto, sino aléjate.

David Slade (Hard Candy o 30 días de oscuridad), el director, es un experto en el manejo de las necesidades del terror, ese género que muchas veces no necesita calidad para disfrutarlo, al que han cogido por banda para que se haga cargo de manera correcta del film aunque probablemente la historia no le haga ni gracia ni caricia.

En resumen, supongo que movido por el cansancio ante tanto éxito de estos films de la saga, no puedo más que soltar algo de certeza, la mía, claro, respetando la de los sufridos jóvenes admiradores, y pensar con melancolía en esos tiempos en que para ser vampiro había que morder y hacer sangrar, y no tanto cariñismo desmedido. Aunque de eso tiene culpa la tal Buffy cazavampiros.