Crítica de la película Genpin por Iñaki Ortiz

Sin mirada crítica


1/5
22/09/2010

Crítica de Genpin
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Genpin es un ejemplo claro de la tendencia que puebla los festivales de hoy. Se trata de un documental, con cierta estructura narrativa que lo acerca bastante a cualquier obra de ficción. Independientemente de su condición de documental, Genpin se deleita en la contemplación, hace uso de texturas impuras y da protagonismo a los sonidos de ambiente. Se apoya en las nuevas tecnologías de filmación, más baratas, también más dinámicas. El plano inicial de las ramas al viento, con ese sonido sedante de las hojas, podría ser de Apichatpong Weerasethakul, podría ser de Nobuhiro Suwa, en nuestro país podría ser obra de Isaki Lacuesta, pero no, en este caso, es Naomi Kawase, otra experta en el estilo del que hablo, la que mueve la cámara entre el viento, la flora, la fauna y las rutinas de los personajes. Es como un renacer del neorealismo, y sinceramente, es una forma que me atrae poco. Tiene el mérito de buscar la narración de ficción convencional partiendo de imagen supuestamente real por completo.

En todo caso, más allá del estilo -ya muy conocido y con claros síntomas de agotamiento- y de cierto tedio por repetición de unos contenidos demasiado sencillos, esta película fracasa en su mensaje. Podría ser interesante hablar de lo alienante que puede ser dar a luz en un hospital, como una paciente gris más, a la que hay que extraerle del modo más cómodo posible el bebé que lleva dentro, como si fuera un tumor. Podría ser interesante ver opciones muy válidas de partos más naturales, dando importancia a algo tan importante como una nueva vida.

Lo que tenemos aquí, en realidad, es un ejemplo más de la oscuridad que surge cuando se pierde el conocimiento y la razón. Vemos el clásico comportamiento sectario de un grupo de mujeres sugestionables, que repiten sonriendo unas palabras bonitas que no son suyas y sobre las que no han querido -o seguramente no han sabido- aplicar el más mínimo análisis crítico. Todo orquestado por un viejo de ideas reaccionarias, de dialéctica simplista e incoherente, que se aferra a su juventud con el clásico error humano: considerar una sociedad "natural" a aquella que conocimos en nuestra infancia.

Todo esto hace que, las pocas ideas que podrían rescatarse del planteamiento, se ensucien dentro de un documental en el que la directora no ha sabido ser crítica, ni mostrar una contexto más amplio. Una pena que se haya desaprovechado un tema en el que se podría haber entrado a fondo. Eso sí, bonitas imágenes de ramas.



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