Estamos ante una comedia romántica francesa, que se adivina tan fácil de ver como de olvidar. Eso no quita que sea un producto adecuado para un visionado sin esfuerzo y sin estridencias, pero inevitablemente soso. De inicio me parece sorprendente que haya sido nominada a cinco premios Cesar, dónde destaca el de mejor Ópera prima.
Ambientada a finales de los años cincuenta, su trama principal me ha incitado a pensar en los inicios de Mad men: Las mujeres en casa, las mujeres que desean tener una vida laboral, lo que hay que sacrificar por ciertas cosas... aunque nada parece indicar que en el fondo tengan lo más mínimo que ver entre ambas. El film tiene un halo de buenas intenciones, mensajes positivos y moralidad intachable, que apesta a inmaculada concepción de los divinos propósitos. ¿Os acordáis de Secretary? Pues esto va a ser todo lo contrario.
En la dirección, un novato, Regis Roinsard, quien también ha escrito el guión. Para su primer trabajo en largometraje se ha rodeado de nombres notables del panorama interpretativo francés con cierto nivel internacional como Romain Duris (De latir mi corazón se ha parado, Las muñecas rusas) o Berenice Bejo (The artist, The past).
Una buena opción para los que quieran pasar un rato entretenido y agradable, sin mayores pretensiones, con una historia romántica tan amable como reiterada.