Crítica de la película Munich por Hypnos

Spielberg se va de Erasmus


4/5
20/03/2006

Crítica de Munich
por Hypnos



Carátula de la película
Empezaré por el final, por el cierre del film, por un epílogo innecesario que lastra y que no deja de ser el cenit de una última media hora desacertada.



No quiero ni mencionar el botón de pretenciosidad y de innecesariedad que Spielberg se ha pasado en pulsar, terminando con ese plano de las Torres Gemelas. La manera en que traza una no delgada línea roja entre el buenazo de Eric Bana y el pérfido de Geofrey Rush.



No me ha gustado la redención que significa para el personaje la última media hora, su desesperación, lo barroco del polvo que le echa a su mujer mientras vemos la matanza de Munich, su deambular hacia la nada. Porque esta película tenía un final y no se ha querido cerrar ahí, y, puestos a alargarla, repito, innecesariamente, sólo podía acabarla de esta manera.



Y vuelvo a repetir, es una pena porque el colofón final y maravilloso de Eric Bana lo constituye la escena en la que termina paranoico perdido en el armario.



Volviendo al inicio, toca hablar de las bondades de la película, de la habilidad y pericia de Spielberg para arrancar la película, para mezclar imágenes de archivo con ficción, para meterte de lleno en la película.



Igualmente meritorio resultan muchas de las escenas de thriller y espionaje de la película.



Contaba Hitchcock en su larga entrevista con Truffaut que al rodar una película e ir a ciudades había que rodar en sus edificios más emblemáticos y en sus paisajes más típicos. Y Spielberg, como gran conocedor del cine que es, lo lleva a rajatabla. Lástima que quizá esta película huela en exceso a intento de emular al maestro. De la misma manera que en "La terminal" venía un tufo a Wilder. Empiezo a cuestionarme la existencia de un verdadero estilo Spielberg, reconocible como puede ser el de Scorsese o el de Coppola.



Enlazo aquí con lo que decía al comienzo sobre la última media hora de la película. Se pierde tanto lo que se quiere contar, que incluso la dirección se desboca, cambiando radicalmente de tono, como la escena en la que Bana espera una llamada de teléfono junto a una cabina.



Tampoco me ha gustado la elección formal de la fotografía tan quemada, los contraluces y el sesgo de documental que adoptaba la imagen.



Colecciono también un par de escenas que considero flojas, sobre todo, de guión, como la escena del bar con la asesina y la posterior despedida con su compañero en el hall, y la escena en la que conviven durante una noche los terroristas árabes e israelíes. Con calzador.



En resumidas cuentas, un Spielberg tremendamente alejado de sus cotas artísticas, como son "La lista de Schindler" y la primera media hora de "Salvar al soldado Ryan", por hablar de las más recientes, que ha resbalado precisamente por olvidarse de su función como cineasta y artista. Ahora bien, nadie duda de su inmenso talento y oficio en estas lides cinematográficas. Un notable.




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