Crítica de la película Premonición por Olmo

Si hay algo que no soporto durante una proyección es que huela mal. Y no me refiero a olor de pies o de palomitas. Ojalá. Hago mención a la hora y tres cuartos de luz tenue de Premonición. Siempre tienes la esperanza de que todo brille un poco más, crezca y deposite en el interés particular una razón para llevarla en la memoria. Pues no, todo eso ni ocurre ni ocurrirá. El problema de esta cinta reside en lo poco especial que se vende desde un principio, el desinterés por hacer de una cuestión irremediablemente atractiva un ardor y pesadez constante. Por no hablar de la pérdida de minutos que sobran.

Sinceramente, creo que está hecha como un corta y pega rapidito y no se esfuerza en cuchichear al espectador, no hay cariño ni ejecución potente. Es más un intento de copia me atrevería a decir. En menudo aprieto le han puesto a Malcovich, su trabajo se salva pero roza el suspenso ya que uno lo termina viendo como parte del circo que se va formando. De nuevo, me muestro excéptico con la capacidad de convertir al séptimo arte algo tan brillante como es la muerte y esos sextos sentidos que dicen tener algunos. Una chapuza en toda regla e irremediablemente descartable por aquellos que ya teniais medio pie en la sala de proyección.

Mientras tanto, yo a mi cielo que está en la tierra, pisando fuerte y seguro.