Crítica de la película Agosto por Iñaki Ortiz

Thanksgiving sureño


3/5
09/01/2014

Crítica de Agosto
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película No es solo una temática, tiene ya dimensión de género. Las thanksgiving movies, "películas de acción de gracias", pero por extensión, todas aquellas que se basan en una reunión familiar. Trapos sucios, secretos, rencores... Las hay de todo tipo. Extremadamente contenidas, como el Still Walking de Koreeda; algo deconstruidas, como Un cuento de Navidad de Desplechin; o sureñas, como es el caso que nos ocupa. Y es que las obras de Tracy Letts -autor de la obra teatral y encargado de su adaptación - es un fiel seguidor del gótico sureño. Lo veíamos muy claro en su anterior obra/guión, Killer Joe, muy sórdida, muy excesiva.

Aquí, Letts vuelve a recrearse en la miseria de unos personajes azotados por la vida. Alcoholismo, adicción, maltrato... Todo escondido en el trastero de una respetable familia del sur, presidida por un escritor, donde llevar americana en ciertas comidas es indispensable. Menos extrema que la anterior, menos asquerosamente sórdida -me temo que en gran parte debido a que la dirección de John Wells está mucho más acomodada que la de Friedkin. Por otro lado, lejos de los barrios bajos de Killer Joe, aquí Letts opta por un estilo mucho más clásico teatral sureño, en la línea de Tennessee Williams, y con menciones expresas a T. S. Eliot, lo que por un lado resulta bastante pedante, y por otro, provoca unas comparaciones odiosas. Conocemos de sobra este tipo de historias de mujeres excesivas que han perdido la cabeza.

Se agradece el repartazo, claro. Meryl Streep en un tour de force continuo, demostrando que sigue siendo la reina -aunque este año, su sucesora, Cate Blanchett le coma la tostada. Está quizá demasiado bien. Tanto que a uno le saca un poco de la película. No desmerece una esforzada Julia Roberts y el siempre interesante (y ya omnipresente) Benedict Cumberbatch está perfecto en lo poco que aparece. Lo cierto es que nadie falla y que lo que hace que esta película funcione es sobre todo el apartado de interpretación.

El director, John Wells, se dedica a ser correcto, a dejar hacer a los actores y presentar una factura elegante -que se pasa con el frame final congelado y estilizado. No aporta demasiado y desde luego, no contribuye a crear ningún tipo de atmósfera. El caso más claro es el calor, del que todos los personajes se quejan constantemente, un elemento esencial en el cine sureño, y que es absolutamente imperceptible en el ambiente. No veo la sensación de asfixia, el sudor, la fatiga. Eso que uno puede ver claramente en Fuego en el cuerpo. Lo que hace diferenciarse enormemente esta adaptación de las dos anteriores de Letts dirigidas por Friedkin, es precisamente la dirección: pegajosa y asfixiante en las anteriores; aséptica y simplemente elegante en esta.

En todo caso, una ejecución correcta, poco tiempos muertos y un repartazo. Una película que se ve bien, aunque nos deje esa amarga sensación de déjà vu.



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