Crítica de la película La joven de la perla por Romulo

La película es bonita, es agradable de ver, la fotografía está muy trabajada, los encuadres tres cuartos de lo mismo. El resultado es, más que precioso, preciosista. Pero no encuentro la fuerza de Vermeer, de muchos de sus lienzos, en el trabajo visual de la película.

Y mira que muchos de las composiciones de la película están inspiradas hasta el calco en algunos de las pinturas más conocidas del artista alemán... algunas, incluso, en cuadros de otros pintores. Y el resultado es (lo reitero) bonito al ojo, agradable, vistoso. Por eso he comentado que la fotografía está muy trabajada. Y quizás se merezca los premios recibidos.

Y es que quizás la falta de fuerza más allá de la fotografía está en la frialdad de esa cámara que observa pero no se permite sentir. Y de esa manera, no nos permite sentir. Observamos desde una distancia prudencial el progresivo acercamiento y la creciente atracción que sienten los personajes de Vermeer y su criada, la que será la chica de la perla de su célebre cuadro. Pero también aquí, aparte de esa frialdad, de esa distancia, existe otro fallo, y es que ese paulatino acercamiento entre sentimental y espiritual de ambos personajes, que se nos antoja debiera ser fuerte, sentido, irrenunciable, como el de un iman y su 'presa', aquí se presenta en escenas cortas y en un conjunto general no demasiado desarrollado. En un par de escenas un tanto deslabazadas, la atracción entre ambos ya se nos presenta como evidente y profunda, las trabas sociales han sido superadas desde el primer segundo (y hasta aquí incluso podríamos aceptarlo todo, pero...) y ella toma una manifiesta confianza hacia él, ella que es un personaje cuyos registros se mueven entre la timidez notable y la timidez absoluta; una confianza que le lleva a criticarle, en una escena, abiertamente, que "los colores no son los adecuados", a pesar de su condición de criada. Aún así, tiene el detalle de seguir rehuyendo entre asustada y escandalizada los contactos directamente físicos, mano con mano, piel con piel...

Como digo, esta historia que centra el peso de la historia (a la que quizás más de uno de los responsables de la peli tampoco concedía demasiada importancia), pide algo más de fuerza (quizás sea más bien esa a carencia, y no un mayor desarrollo).

También deja un sabor de boca un tanto, digamos, extraño, el comprobar que el desenlace nos deja a los personajes tal y como estaban al principio de la historia; cada uno por su lado, los que estaban juntos, juntos siguen, quien estaba solo, solo sigue. Algún cambio hay, pero nada, poca leche. Se repite esa sensación de que quizás no hayan querido trabajar tanto la historia a contar como otros aspectos, ya comentados.

Esos aspectos son los que enriquecen esta película, a pesar de que tampoco están tocados por la varita de los dioses, que solo reservan para los genios. Aún así, la película es bonita, es agradable de ver, la fotografía está muy trabajada, los encuadres tres cuartos de lo mismo. El resultado es, más que precioso, preciosista.

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