Crítica de la película Medianoche en París por Romulo

Hablan en Cannes de un Woody Allen más acertado, esta vez. Los ultimísimos trabajos de Allen habían perdido mi interés, y tengo muchas ganas de que se le acaben los países en su mapa vacacional y tenga que volver a Nueva York. Quizá así retome viejos hábitos.

Sea como fuere, insisto, parece que en Cannes esta nueva comedia europea ha entrado mejor por los ojos del público y la crítica, en general. También mi compañero Sherlock parece ilusionado. Bien.

Yo me muestro cauto... Ojalá tengan razón, ojalá disfrute de un Allen en mejor estado de forma; lo celebraré, por supuesto. Pero mi obligación como precrítico es ser algo más cauto. Desde luego tampoco soy un derrotista, doy por sentadas no pocas carcajadas, doy por sentados no pocos lugares comunes. Ambas cosas. Lo último, además, con Allen no es algo malo, para nada.

Pero tampoco voy a dar por sentado que el viejo Woody va a volver a maravillarme. Quizá no sea este el título, aun, para que eso vuelva a suceder. Además, todavía no me fío del todo de Owen Wilson como protagonista de una de las neuróticas aventuras del neoyorquino más neurótico. No sé... ¿estoy demasiado escéptico con todo? Quizás.

Veo por ahí a Marion Cotillard, o a Adrien Brody, a quien sí veo algo más woodyalleniano. Así que la clave, creo, es relajarse y disfrutar de lo que Allen nos dé, en el peor de los casos, o aceptar mi erróneo escepticismo, reir y aplaudir a rabiar, en el mejor de los casos.