Crítica de la película Un Tipo Serio por Hypnos

Hacía tiempo que no me quedaba tan sorprendido con el inicio de una película. Gracias a la ausencia de marketing de la película he podido asistir a su proyección como un verdadero precrítico, sin saber nada más que los nombres de las personas que trabajaban en la película, para quedarme con la boca abierta durante los primeros diez minutos, pensando que quizá me había equivocado de sala, pero reconociendo en cada plano la factura de los Coen.

La película es rabiosamente Coen, construida con retazos de su infancia y devolviéndonos a ese mundo tan real y surrealista, con esa capacidad que tienen para hipnotizar a uno, masajeando no se sabe muy bien dónde, pero consiguiendo que al final a uno le entra la risa en el cuerpo y no pueda parar un instante.

Michael Stuhlbarg consigue llevar el peso de la película, con una muy buena interpretación en la que hay que destacar sus tics, sus gestos, sus repetidos "what's going on?"...Pero, sobre todo, lo que resulta maravilloso, una vez más en el cine de los Coen, es la galería de personajes secundarios que desfilan por la pantalla. Desde los tres rabinos, a ese maravilloso socio del bufete de abogados encargado de la cartografía, a la secretaria con voz de hombre, y la visita a Marshak, que recuerda la visita que Clooney hace al socio de su despacho en Crueldad intolerable.

Un tipo serio es una película extraña y difícil en la que uno ve pasar muchas referencias cómicas a la comunidad judía, a esa época, a los rigores de su religión, prueba de ello es que, si uno tiene tiempo y se queda hasta el final de los créditos, se puede leer que ningún judío ha sido maltratado en el rodaje de la película. Hay muchas cosas que se le escapan a uno, pero queda ese poso de sentido de la vida, de carpe diem, de principio de incertidumbre que hace de esta vida algo tan complicado y maravilloso a la vez.

Bien es cierto que, pese a momentos como el Bat Mitzvah, absolutamente hilarante, hay momentos menos atinados y de sensación de transición o que no llegan con la misma fluidez. De ahí que no tenga esa sensación de plenitud que ha de acompañar a las cinco estrellas.

En cualquier caso, una magnífica película.