Crítica de la película Katalin Varga por Hypnos

Y un joven cogió su fusil


3/5
28/10/2012

Crítica de Katalin Varga
por Hypnos



Carátula de la película Peter Strickland, director de esta película, es un apasionado del cine con varios cortometrajes a sus espaldas que a sus 35 años decide invertir el dinero dejado en herencia por su tío, 25.000 libras, para irse a Rumanía y rodar esta película en húngaro, idioma que no conoce. Según cuenta la Red, se quedó sin dinero antes de montarla pero siguió luchando hasta que consiguió llamar la atención de la Berlinale, que la seleccionó en 2009, el año que ganó La teta asustada de Claudia Llosa, compartiendo competición con Mamut, Ricky o The messenger. De este tipo de historias se ha nutrido el cine siempre y su recuerdo viene a colación sobre cómo ha de fluir el Cine, así con mayúscula.

El caso es que este film impactó y deslumbró en la Berlinale y, en cierta medida, le supuso a Strickland el pistoletazo de salida a una andadura exitos por el circuito festivalero. Strickland fue nominado en los Premios del Cine Independiente Británico, el año en que ganó Moon, en la categoría de director más prometedor, superado por Andrea Arnold, ganadora de un Óscar al mejor cortometraje, con su Fish Tank que ya había recorrido un camino similar con su ópera prima, Red Road. Ganó el Premio a Nuevo Talento en el CPH danés; ganó el premio European Discovery of the Year en los European Film Awards y fue nominado por el Círculo de la Crítica de Londres como una de las revelaciones del año.

Un ejemplo de cinta de éxito que se ve abocada a pasar desapercibida por el circuito festivalero, esa especie de realidad paralela para el espectador, que acaba llamando a películas como ésta, en terminología de la extinta Cahiers du Cinema, cine invisible.

No obstante lo anterior, si se tiene ocasión de conseguir la película, no me cabe ninguna duda de que estaremos ante una película sobrecogedora, de fotografía sucia y perfectamente medida lo descuidado de la misma, guión irregular pero espero que al grano, a tenor de sus 76 minutos de duración. Strickland nos trae una historia de venganza en el corazón de Transilvania, lo cual no puede ponerme más cachondo, la verdad.

Una ocasión para los que tengan la ocasión.




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