Hay dos tipos de cine en Argentina: el que me interesa y el que no. Evidentemente. El caso es que siendo muy reduccionista, porque en la reducción es donde salen las cosas a la vista, el cine de marcado componente social argentino no me va; pero sí en cambio alguna que otra apuesta más arriesgada como, por ejemplo, puede ser el cine de Lucrecia Martel. La ciénaga, por seguir con el ejemplo, me parece a ratos infumable como maravillosa, pero, ante todo, interesante de ver. Dentro de las que gustan también sitúo a El custodio, película que hace que confíe en El otro, y que tiene como nexo de unión a su actor, Julio Chávez.
La película fue una de las sensaciones de la Berlinale 2007 con Premio del Jurado y Oso de Plata al mejor actor para el propio Chávez, y está dirigida y escrita por Ariel Rotter, un director treintañero que consiguió algo de notoriedad con su ópera prima, Sólo por hoy.
Así que, sólo por hoy, háganme caso y apuesten por esta película como vía de escape del cine de siempre que uno se dedica a ver.