Ésta no es una película normal, ni en su resultado, ni en sus cimientos, allí cuando surdió la idea a su director debutante, de un corto que al final ha sido largometraje. Solitaria, narrada como esa primera historia muy bien cuidada para mostrar el contenido entero de los personajes, dos importantes, en un lugar especial sin dar más datos y no levantar la historia.
El blanco y negro es su color, y desde sus surgimiento en Argentina, ha dado vueltas y se ha podido ver en algunos circuitos festivaleros donde al menos ha gozado de un aplauso sincero, sin desmedir el gesto, eso sí. Película muy barata, que consta del inquietante universo personal de la visión de las cosas, tratando un tema duro aún en nuestros días, cuando todos descubrimos la diferencia comienzan los maos gestos, se podría decir. Una oportunidad de ver algo de otro ritmo, otro hacer, otro mastil director, nunca mejor dicho. Gran elección de los dos personajes, dicen, el resto lugareños sin experiencia que apoyaron el proyecto.